Pregunta: ¿Fue Vivekananda un Avatar?

Sri Chinmoy: Vivekananda no fue un Avatar. Él tuvo solo unos cuantos atisbos de la Verdad que Sri Ramakrishna vivió. Sri Ramakrishna vivió la Verdad más elevada y Vivekananda tuvo atisbos de esa Verdad. Vivekananda fue un gran Vibhuti, alguien dotado de un poder especial de Dios, que actúa muy dinámicamente en la atmósfera del mundo. Los Vibhutis son líderes de la humanidad que despiertan la conciencia dormida.

No podemos llamar Vibhuti a Napoleón, pero lo que Napoleón logró en el mundo material, lo consiguió Vivekananda en el mundo espiritual. El poder más dinámico y poderoso actuó en forma humana en Vivekananda. La verdadera misión de Vivekananda fue la de divulgar el mensaje de Sri Ramakrishna, su Maestro. Ramakrishna consiguió, pero no manifestó mucho. No se interesó por el logro mundano o el llamado desarrollo polifacético. El mundo de hoy necesita la mente. Ni siquiera es necesario que la mente sea intelectual; puede ser tan solo una mente ordinaria que entienda las cosas básicas. Pero Sri Ramakrishna no se interesó ni siquiera por esta mente ordinaria. Así pues, Vivekananda recogió los frutos del árbol que fue Sri Ramakrishna y se los ofreció al mundo. Él vino a occidente a los treinta años y trajo abundante luz a occidente.

En el momento de la muerte de Sri Ramakrishna, Vivekananda todavía dudaba de la altura espiritual de su Maestro. Internamente estaba diciendo: «Si me dices que eres un gran Avatar, lo creeré». Sri Ramakrishna leyó su mente y le dijo: «Naren, ¿aún dudas de mí? Aquel que es Rama, aquel que es Krishna, bajo una forma en este cuerpo es Ramakrishna». Rama fue un Avatar, Krishna fue un Avatar y el Maestro de Vivekananda encarnó a ambos.

Vivekananda no fue un Avatar; no puede ser puesto en la misma base que Sri Ramakrishna. Yo tengo un gran amor y admiración por Vivekananda. Mi conexión con él en el mundo interno es muy íntima. Desafortunadamente, aquí en occidente encuentro algunas personas espirituales y siddhi que menosprecian a Vivekananda y sus logros, y se atreven a decir que no estaba realizado. Pero todo lo que puedo decir es que aquellos que menosprecian a Vivekananda no son dignos de lavar sus pies. La realización de Dios, ciertamente él la tenía; estaba muy avanzado.

La altura de un Avatar no puede ser juzgada por una persona ordinaria. Es como un enano tratando de escalar a la altura de un gigante; es ridículo. Pero no pensemos en la altura de un Maestro espiritual. Pensemos únicamente en su presencia en nuestro corazón. Cuando podemos sentir su presencia en lo profundo de nuestro corazón, él puede ser nuestra ayuda, nuestro guía, nuestra inspiración, nuestra aspiración, nuestro viaje y nuestra Meta.