Tercera parte: Religión (Hinduismo principalmente)

¿Qué es la religión?

¿Qué es la religión? La religión es Dios. La religión es Verdad. Dios y Verdad son uno. Pero cuando digo que mi religión es Dios, hay muchas posibilidades de que se interprete mal. Si digo que mi religión es la Verdad, inmediatamente van a estar de acuerdo conmigo. Procuraré ser un poco más claro. Si digo que mi religión es el Señor Krishna y que ustedes deben aceptarla, sus ojos echarán chispas. Pero si digo que mi religión es la Verdad, saltarán diciendo: «La mía también». Ahora bien, si en vez de decir: «Deben aceptar mi religión», digo: «Aceptemos la Verdad universal», exclamarán: «¡Aceptada; gracias amigo!»

La religión es un acto de visión que nos guía y nos conduce al Más Allá. La religión es intuición. La intuición es tan próxima y querida, tan familiar para nuestra alma y tan íntima para nuestro corazón, que no requiere definición. Aún así, podemos proclamar la verdad de que la intuición es la conciencia de la existencia que todo lo impregna. Pregunten a una persona cómo está seguro de su existencia. El silencio se apodera de su boca. Sabe lo que es su existencia; la siente. Pero la explicación se le escapa. La religión es esa intuición misma que desafía la explicación, pero que es una verdad que se encarna y explica por sí misma. La religión no es fanatismo. La religión, en su forma más pura, es un sentimiento de la unidad universal de la Verdad. Un fanático nunca ve la verdad en su totalidad, ni siquiera con su más descabellada imaginación. Un fanático no tiene nada que ofrecer al mundo, precisamente porque no ha mantenido la puerta de su corazón abierta de par en par y porque carece de la capacidad de comulgar con su alma. Lo que necesitamos es la Iluminación directa. ¡He aquí que las diferencias quedan enterradas en el olvido! Mediante nuestro sentimiento de unidad universal corremos cada vez más cerca del Supremo. Nuestra vida posee una libertad propia. Nuestra estrechez de pensamiento aniquila esta libertad. Esta libertad no encuentra alegría alguna en los sublimes y grandiosos pronunciamientos; esta libertad quiere ser la expresión viva de nuestros pensamientos y sentimientos internos. La libertad es unión. La unión es la Verdad que todo lo energiza y todo lo colma. La religión habla. Habla más significativamente que las palabras. Por desgracia, su mensaje está a menudo sujeto a nuestra despiadada distorsión. Sin embargo, a la larga, proclama triunfalmente la verdad. Cuando pensemos en la religión, nuestra actitud debe ser simpatizante y apreciativa en lugar de crítica y competitiva. La crítica y la competencia crean desarmonía, que es una fuerza destructora. La simpatía y la apreciación crean armonía, que es una fuerza creativa. Es más, la armonía es la vida de la existencia. Todas las religiones son indispensables para sus seguidores. También, todas las religiones están cargadas de inspiración. Esta inspiración es la convicción del alma colectiva de los seguidores. La Paz debe ser su consigna, así como la Verdad es su único propósito.

Son trascendentales las palabras de Tagore sobre la religión:

"«La religión, como la poesía, no es una mera idea; es una expresión. La autoexpresión de Dios está en la variedad sin fin de la creación; y nuestra actitud hacia el Ser Infinito también debe tener en su expresión una variedad de individualidades, incesante e interminable»."

La religión es un desafío vivo a lo más elevado en el ser humano para afrontar los tempestuosos problemas de la vida. Cierto, hay innumerables problemas. Pero también existe un Poder Omnipotente. Por extraño que parezca, este poder utiliza los problemas como auténticos instrumentos para la futura bendición de la humanidad. La religión expande; expande nuestros sentimientos. La religión vive; vive en los rincones más íntimos de nuestro corazón. La religión conquista; conquista en nuestra abnegación. El divino objetivo de la religión es el de liberar la reserva contenida de la energía humana. La vida misma es religión —íntima, continua y colmadora—. Vivamos abierta y libremente. Tengamos esa religión que incluye a todos los seres humanos que alguna vez han vivido sobre la tierra, a los que se encuentran ahora sobre el escenario del mundo y a los que habitarán aquí durante las incontables épocas venideras. La nuestra es la religión que perfeccionará el orden del mundo. La nuestra es la religión que navegará entre las costas de la Eternidad y la Infinitud.