Pregunta: Yo pensaba que el ocultismo era algo así como la magia negra. ¿Puede explicar lo que es?

Sri Chinmoy: Sí. El ocultismo en el sentido más bajo es magia negra. El ocultismo en el sentido más puro es el aspecto dinámico de la Fuerza Divina, la Fuerza Universal. Cuando se practica el ocultismo para destruir la armonía universal de Dios, eso se llama magia negra. Muchas veces la magia negra trata con la impureza y la oscuridad de nuestra naturaleza. El ocultismo puro, el verdadero ocultismo, no tiene nada que hacer con la magia negra o los magos negros.

Sé de una mujer en Miami que utilizó la magia negra para hacer que su hermana diera a luz a un niño muerto. La mujer no tenía ese poder ella misma, por eso fue a ver a un mago negro en Haití que utilizó su poder. Éste creó toda clase de problemas tan solo usando su poder oculto desde Haití. La hermana sufrió muchas dolencias que los doctores no podían curar. Tuvo que hacer todo el viaje hasta Haití para rogarle a este estúpido mago negro que le ayudase a salir de las dificultades que su propia hermana le había creado.

En Manhattan tuvimos dos o tres casos de este tipo de magia negra. La hermana de una discípula mía fue a Haití. Después, su esposo no podía caminar, platos llenos de comida caían mientras él los estaba sosteniendo y muchas otras cosas así sucedían —todas desde el poder oculto—. El esposo vino al Consulado de la India para meditar conmigo. Incluso vino una o dos veces a verme a mi casa. Fue curado, y entonces se fue.

En el mundo oculto, los ocultistas ordinarios se pelean como perros y gatos. Peor, en realidad, porque al menos los gatos y los perros se cansan. Los ocultistas ordinarios meditan, consiguen un poco de poder, y luego, en vez de seguir el camino correcto, espiritual, utilizan su poder para tratar de robar el poder de otros ocultistas.

Un mago negro jamás puede hacer daño a una persona espiritual que está realizada o que posee poder espiritual. Una persona espiritual realizada, sin embargo, tiene el poder de amenazar a los ocultistas y a los magos negros, aunque habitualmente no lo hará. Cuando una persona espiritual emplea el ocultismo, lo emplea de una manera divina. Si hay un ataque serio y alguien va a caerse del camino espiritual o va a tener un accidente serio en su vida interna o externa, usaré inmediatamente el poder oculto si el Divino quiere en ese momento que yo sea el instrumento para ayudar a esa persona en particular. Esto es puro poder oculto.

En India, los magos negros han intentado muchas veces castigar a los Maestros espirituales o destruir su poder espiritual. El resultado fue que tuvieron que rendir todos sus poderes de magia negra a los Maestros espirituales. Muchas veces los ocultistas han tratado de robar los poderes de Maestros espirituales que estaban durmiendo. Los Maestros descansan solo dos o tres horas, a veces ni siquiera duermen. Cuando pierden la conciencia, no mantienen ninguna conexión con el físico. En ese momento, un ocultista puede entrar en el Maestro espiritual y tratar de llevarse su poder espiritual. Pero estos ocultistas son tontos porque los Maestros espirituales están siempre guiados y protegidos por el Omnisciente y el Omnipotente. Los ocultistas perderán y tendrán que entregar todos sus poderes ocultos a los Maestros espirituales. Entonces los ocultistas lloran y se lamentan; algunos de ellos son ahora discípulos de los Maestros espirituales que les han retirado sus poderes. Algunos magos negros que vinieron a torturar a Maestros espirituales perdieron sus tendencias no divinas, malvadas, y se hicieron magos blancos. Fueron a una persona que era todo compasión, y fueron salvados.

A finales de 1963, un ocultista muy conocido, indio musulmán de Haiderabad, vino a Pondicherry. Era ocultista, astrólogo y mago negro a la vez. Un amigo muy cercano, admirador mío, me dijo: “Me gustaría mucho que vinieras a ver a este ocultista”. Yo dije: “No me interesa ver un ocultista. Si es un ocultista, no quiero ir”. Pero mi amigo era insistente con su petición, así que fui a ver al ocultista en su hotel. Cuando entré en su habitación, simplemente me quedé de pie en la puerta mientras el ocultista estaba sentado en una silla. Solo Dios sabe lo que vio en mis ojos; pero se quedó tan impactado que se hundió sobre la mesa y no pudo abrir los ojos durante cinco minutos. No podía mirar a mis ojos. Lloraba sin parar como si alguien acabase de salvarle la vida. Entonces se levantó y vino hacia mí juntando las palmas de las manos y dijo: “En esta hora de mi vida, has venido. Dios me dio poderes ocultos, pero yo los he utilizado sólo en mujeres y en vino. Los he utilizado para que la gente me aprecie y me admire y toque mis pies. Pero veo en usted un verdadero torrente de poderes espirituales”.

¿Qué hizo entonces? Me dijo: “No soy merecedor de tocar tus pies, pero los estoy tocando solo para ser perdonado, solo para ser bendecido”. Tocó mis pies y demostró su devoción de muchas otras maneras.

Cuando un Maestro espiritual se para ante un ocultista, el ocultista —si es una persona sincera— simplemente llorará. Llorará por la manera en que ha abusado de su poder. La vida espiritual está inundada de pureza y paz, y esta paz y pureza pueden fácilmente ingerir todos los venenos del mundo oculto.