Pregunta: Si uno trata de contactar a alguien que ha partido del mundo, ¿cómo puede estar seguro de que ha contactado con esa alma en particular y no con un espíritu malo?

Sri Chinmoy: Tenemos que saber con qué clase de almas estamos tratando. Si la persona que ha abandonado el cuerpo no es un alma muy evolucionada, muy a menudo puede haber dificultades cuando intentamos contactar con ella. Muchas veces seres destructivos toman formas bellas, luminosas desde el mundo vital y se presentan como parientes nuestros.

Para saber si se trata realmente de un pariente tuyo o de algún otro ser, ¿qué deberías hacer? Deberías rezarle a Dios con todo tu corazón y alma para hacer aflorar toda tu pureza. Entonces, cuando sientas que han traído al frente toda tu pureza, deberías mirar a los pies, no a la cara, de ese ser. Si estás cargado de pureza, inmediatamente cualquier ser malévolo desaparecerá. Algunas veces estallan literalmente y hacen un terrible ruido.

Si un Maestro espiritual no es de un nivel muy elevado, algunas veces las fuerzas hostiles tomarán su forma. Se presentan al discípulo y dicen: “¡Haz esto! ¡No hagas eso!”. El discípulo hace caso y luego todo va mal. En tales casos, cuando el Maestro está todavía en la tierra, debería haber siempre algún medio de identificación para el discípulo.

Sé de un caso en India donde las fuerzas hostiles solían tomar la forma de un Maestro espiritual en particular y pedían a los discípulos que se suicidasen. “Si cometen suicidio, les podré darte antes la liberación”, decía. Ellos intentaron suicidarse por más que el Maestro les dijo exteriormente que él jamás había dicho eso. Estas fuerzas hostiles son muy astutas; juegan con toda suerte de trucos y hacen todo tipo de maldades y destrucción, pero tienen que entregarse antes o después al Poder del Supremo.

No es posible para un ser humano corriente saber si ha contactado con la persona real o con las fuerzas equivocadas, excepto por medio de su conciencia. La conciencia emerge y le hace sentir inmediatamente que ese ser no es el correcto. Un niño no examina a nadie mentalmente; no tiene la capacidad. Cuando dos personas se ponen delante de él, no puede distinguir cuál es real y cuán no lo es. Pero su corazón o conciencia le hace sentir que una persona es real y la otra es irreal.

A una persona ordinaria, la conciencia le hará sentir si ha contactado con la persona correcta o no. Para una persona espiritual será más fácil. Y a un Maestro, no le lleva ni un segundo decir si quien ha venido es el ser correcto o es un ser no divino.