Pregunta: ¿Cuál es el papel del pranayama en la vida espiritual?

Sri Chinmoy: En la vida espiritual, el papel del pranayama depende del individuo. Hay muchas personas que no hacen ejercicios respiratorios antes de la meditación. En lugar de eso, invocan la Luz y la Presencia de Dios. Sienten que al invocar la Gracia, la Protección, la Paz y la Luz divinas pueden cambiar su naturaleza y purificar su vida tan efectivamente como podrían hacerlo al practicar pranayama.

Si uno quiere seguir el Yoga del servicio dedicado, el Yoga del amor, la devoción y la entrega, el Yoga de la sabiduría interior, o si alguien quiere hacer aflorar su ser psíquico y dejar que lo psíquico en él, el niño divino en él, lo guíe y lo lleve hacia Dios, entonces ese aspirante en particular no necesita darle mucha importancia al prana. Él tiene que darle toda la importancia a la Paz, al Deleite y al Poder más elevados que desea hacer descender de lo alto. Cuando la Paz, el Deleite y el Poder entran en él, automáticamente traen el aliento de vida infinito que transforma el aliento de vida finito y limitado que él ya posee. Así que no necesita practicar el proceso sistemático de inhalación, retención y exhalación. La Luz que trae a su sistema regulará su aliento, su energía de vida, según la necesidad divina de ese aspirante en particular.

El único ejercicio respiratorio que un aspirante espiritual debe intentar verdaderamente, es inhalar pureza. Al inhalar, si conscientemente imagina y siente que está inhalando la Perfección de lo alto, entonces las limitaciones dentro de su sistema serán transformadas inmediatamente. En el momento en que inhalamos conscientemente, el prana dentro de nosotros tiene más valor. Pero pasar por muchos vigorosos ejercicios no es necesario en absoluto para la realización de Dios. Si podemos inhalar lenta y profundamente, y tener un sentimiento devoto hacia el Supremo y hacia la humanidad mientras respiramos, podremos entrar en el mundo con nuestro aliento divinizado. Cuando inhalamos con un sentimiento de devoción espontánea, podemos servir al Supremo así como a la humanidad, espiritual y materialmente.