Pregunta: ¿Es el infierno realmente un lugar en los mundos vitales, o más bien un estado de conciencia?
Sri Chinmoy: En el nivel físico-mental, el infierno es un lugar. Es para la experiencia del vital. Si llevas una mala vida, has de ir allí. Allí hay una verdadera tortura, una tortura inimaginable; es especialmente severa para quienes atentan contra su propia vida. El sufrimiento que pasan los suicidas en el físico sutil y en el vital sutil es inconcebible, insoportable. No tendrán la ocasión de reencarnar en mucho tiempo. Entonces, después de sufrir en el mundo vital durante muchos años, cuando finalmente tengan otra encarnación, serán defectuosos: ciegos, paralíticos, con defectos mentales o físicos, y esa clase de cosas. Y ello se prolongará por más de una encarnación. Si no son perdonados por un Maestro espiritual o por la Gracia de Dios, esto continuará durante bastantes encarnaciones más. Y no solo eso, sino que desde el principio ellos crean una perturbación para toda la familia en la que nacen. Por ejemplo, si alguien que cometió suicidio encarna y tiene enajenación mental, causará serios problemas para toda su familia. Además, estas almas con frecuencia aumentan su mal karma porque continúan igual y no cambian. Pero si hay la Gracia de Dios o interviene un Maestro espiritual, el alma es socorrida.Por lo tanto, cuando vivimos en la burda conciencia física, en la conciencia corporal, el infierno es realmente un lugar. Pero en el nivel espiritual más elevado, hemos de saber que el infierno, así como el Cielo, es un plano de conciencia. Tanto el Cielo como el infierno comienzan en la mente. Cuando pensamos en algo bueno, cuando rezamos y meditamos y tratamos de ofrecer la luz interna que hemos obtenido en nuestras meditaciones y oraciones, empezamos a vivir en el Cielo. Cuando pensamos mal de alguien, criticamos a alguien y albergamos pensamientos negativos sobre alguien, entramos en el infierno. El Cielo lo creamos nosotros, el infierno lo creamos nosotros. Con nuestros pensamientos divinos creamos el Cielo. Con nuestros pensamientos erróneos, negativos y no-divinos, creamos el infierno dentro de nosotros. Tanto el Cielo como el infierno son estados de conciencia profundamente dentro de nosotros. Cuando profundizamos, vemos que el universo entero está dentro de nosotros. Dentro de este cuerpo físico está el cuerpo sutil, y dentro del cuerpo sutil, en el corazón, hallamos la existencia del alma. Entonces, desde allí, si profundizamos en nuestro interior, vemos el universo entero.