Dios es aún mi jefe

Oscuridad, quieres que yo te ayude.
Por eso has acudido a mí.

    ¡Ay!,
tú tienes más libertad que yo;
yo no tengo libertad para nada.
Dios es aún mi jefe.

Ignorancia, quieres que yo te sirva.
Por eso has acudido a mí.

    ¡Ay!,
te diré mi único secreto:
no tengo libertad para nada.
Dios es aún mi jefe.