No pienses, no duermas

Cuando era niño,
un día
su padre le dijo:
«No pienses, hijo mío,
Dios nunca piensa».
Desde entonces, jamás se interesó
por aprender el arte de pensar.

Cuando era niño,
un día
su madre le dijo:
«No duermas, hijo mío,
Dios nunca duerme».
Desde entonces, jamás se interesó
por aprender el arte de dormir.