Pregunta: ¿Debería uno encerrarse en soledad y rechazar a la humanidad para meditar?
Sri Chinmoy: El que medita tiene que actuar como un héroe divino en medio de la humanidad. La humanidad es parte integral de Dios. Dejando de lado a la humanidad, ¿cómo vamos a alcanzar la divinidad? Tenemos que aceptar el mundo tal como es ahora. ¿Cómo podemos transformar algo si no lo aceptamos? Si el alfarero no toca el pedazo de arcilla, ¿cómo va a formarla en una vasija? El mundo que nos rodea no es perfecto, pero tampoco nosotros lo somos. La Perfección perfecta no ha amanecido aún. Tenemos que saber que, en el momento presente, la humanidad está lejos, lejos de la perfección. Pero nosotros también somos miembros de esa humanidad. ¿Cómo vamos a rechazar a nuestros hermanos y hermanas que son nuestras verdaderas extremidades? No puedo desechar mi brazo. Es imposible. Así mismo, cuando meditamos con fervor y devoción, tenemos que aceptar a la humanidad como nuestro propio bien. Tenemos que llevarla con nosotros. Si estamos en condición de inspirar a otros, si estamos un paso por delante, tenemos entonces la oportunidad de servir a la divinidad en aquellos que nos siguen.Así pues, no tenemos que retirarnos a las cuevas del Himalaya; hemos de hacer frente al mundo aquí y ahora. Tenemos que transformar el rostro del mundo en virtud de nuestra dedicación a la divinidad en la humanidad. La meditación no es un escape; la meditación es la aceptación de la vida en su totalidad, con vistas a transformarla para la más alta manifestación de la Verdad divina aquí en la tierra.
Sri Chinmoy, Más allá-dentro (Una filosofía para la vida interior), Agni Press, 1975