Pregunta: Una vez dijiste que el Deleite trascendental es una de las cualidades divinas no manifestadas en la tierra. ¿A qué se debe?
Sri Chinmoy: En el plano más elevado hay Existencia-Conciencia-Dicha; lo llamamos Sat-Chit-Ananda. Sat es la Existencia; Chit es la Conciencia; Ananda es el Deleite. La Conciencia es el origen de todo, pero la Conciencia no puede permanecer sin el Deleite y la Existencia. Si no hay Existencia, no puede haber Conciencia. Si hay Existencia y Conciencia, es necesaria la Dicha para la plenitud del Ser.Desde tiempos inmemoriales, grandes Maestros espirituales han hecho descender los aspectos Sat y Chit. Pero es mucho más difícil hacer descender Ananda. Algunos no pudieron hacerlo en absoluto. Otros lo hicieron, pero tan solo duró unos segundos o unos minutos y luego ascendió de nuevo. La Paz es accesible; podemos hacer descender la Paz. Se puede hacer descender fácilmente la Luz y el Poder. Pero el Deleite que inmortaliza nuestra conciencia interna y externa, todavía no ha sido establecido en la tierra. Viene y luego se va, porque ve tanta imperfección en la atmósfera terrenal que no puede permanecer.
Incluso personas espiritualmente avanzadas a menudo se confunden. Sienten un éxtasis interno que proviene del mundo vital, y creen que se trata del Deleite real, pero no es así. El Deleite real viene desde el mundo más elevado hasta el alma, y desde el alma satura el ser entero. Este Ananda es absorbido de una manera diferente que el deleite físico, o lo que llamamos placer o disfrute. El Deleite supramental es completamente distinto al mundo del placer y el disfrute. Una vez que obtienes tan solo un ápice de este Deleite, sientes tu ser entero danzando de alegría como un niño con la mayor pureza, y tu ser externo siente la verdadera Inmortalidad en su existencia externa. Si recibes este Deleite tan siquiera por un segundo, lo recordarás toda tu vida. El Juego cósmico, el Drama cósmico, está a todo nuestro alrededor. El universo está lleno de alegría, alegría interna y externa. Cuando se produce la realización, tenemos que sentir la necesidad de manifestar este Deleite constante en nuestro corazón. Este Deleite resplandece, pero en realidad no arde. Tiene una tremenda intensidad, pero es todo suavidad y Néctar fluyente absolutamente dulce. En cierta ocasión lo hice descender hasta mi denso cuerpo físico de tal forma que, cuando sonreía, estaba esparciendo el más elevado Deleite a cada uno de vosotros. Pero debo decir que ha desaparecido totalmente. No hay nadie entre los discípulos que haya conservado algo de ello.