Pregunta: Cada vez que veo a una mujer hermosa, los pensamientos sexuales entran en mi mente. Intento destruirlos, pero persisten.

Sri Chinmoy: Hay dos maneras de solucionar este problema: tan pronto como veas a una mujer hermosa, simplemente trata de concentrarte y elevarla con tu voluntad de manera que ella vuele como una cometa. La otra manera, la manera más fácil, es que cuando veas a una mujer, solo mires a sus pies. Los sadhus de la India dicen que hay que mirar únicamente a los pies, no a los ojos ni al rostro. Si quieres liberarte en seguida de la tentación, mira solo a los pies, y luego intenta, con toda tu conciencia, profundizar en tu interior. Esto tan solo te lleva un segundo. O bien elevas a la mujer, o bien miras a sus pies. Entonces, los pensamientos del vital inferior estarán controlados de inmediato. Muchos lo han hecho y han tenido éxito. Hubo un gran avatar en la India, llamado Sri Chaitanya, que solía decir a sus discípulos: «Incluso si se trata de tu madre, no miréis a sus ojos; mirad simplemente a sus pies».

Pero estos métodos son solo para los principiantes; llegará el día en que tendrás que mirar a las mujeres con tus ojos abiertos, y con tus experiencias internas, con tu propia realización interna, ir más allá del sentimiento de hombre y mujer. Hay una sola Conciencia universal; no hay masculino ni femenino. Hay una sola Conciencia que fluye en dos formas diferentes. Este sentimiento solo puede desarrollarse conjuntamente con nuestro propio desarrollo interno. Es un estadio muy avanzado. Ahora mismo, tal vez ni siquiera sentimos la unidad con las propias extremidades de nuestro cuerpo. Si puedo lanzar un peso más lejos con mi mano derecha que con mi mano izquierda, le doy mayor importancia a mi mano derecha e ignoro mi mano izquierda. He visto a muchos atletas que maldicen su mano izquierda porque necesitan de su ayuda aún cuando no sea tan poderosa como la derecha. Si no podemos sentir siquiera unidad con nuestras dos manos, ¿cómo podemos ser uno con otra persona? Con la aspiración y con nuestro desarrollo espiritual interno, la creación entera deviene nuestra. En ese momento no hay dificultad alguna.