El hacedor de milagros

Su vida es la de un hacedor de milagros.
Empezó consigo mismo.
Se amó a sí mismo,
se capturó a sí mismo,
se enseñó a sí mismo.

Ha empezado a enseñar.
Nadie pasa por él sin cambiar.
Su vida es un movimiento constante
    hacia arriba y hacia dentro.
No tiene doctrina alguna.

Su belleza celestial y Dios
viven bajo el mismo techo.
Su deber terrenal y Dios
viven en la misma estancia.