Tamas

Tamas es la tercera cualidad. Es pereza, oscuridad, ignorancia, pecado y muerte. Es también el engaño mundano y la engañosa ilusión.

Sattva es el alma con visión clara.
Rajas es la vida fructífera o infructuosa.
Tamas es la danza de la muerte.

Sattva se manifiesta a través de la luz aspirante.
Rajas se manifiesta a través del poder deseoso.
Tamas se manifiesta a través de la noche oscurecedora.

Un hombre de virtud quiere vivir la verdad.
Un hombre de acción quiere disfrutar del mundo.
Un hombre de inactividad no disfruta de nada. Por el contrario, la oscuridad, la ignorancia y la muerte disfrutan de él constantemente.

Un hombre de virtud tiene una amiga: la aspiración.
Un hombre de actividad tiene una amiga: la inspiración.
Un hombre de inactividad tiene un amigo: el engaño.

Un hombre de virtud trata de vivir en la verdad del presente, pasado y futuro.
Un hombre de acción quiere vivir en el glorioso presente. No se preocupa mucho por el futuro.
Un hombre de inactividad no vive en el propio sentido de la palabra. Él duerme. Sus días y noches están hechos de sueño sin luz.

El primero quiere, con toda su alma, trascenderse.
El segundo quiere expandirse enérgicamente.
El tercero se destruye a sí mismo inconscientemente.

Quienes siguen la senda interior tienen cuatro distintos papeles que desempeñar:

Arta, el deprimido, el afligido. La vida es un lecho de espinas. Ha comprendido esta verdad y clama por la transformación de la vida. Quiere poseer un lecho de rosas. El dolor es su dolorosa posesión. Puede cantar triunfalmente con Francis Thomson:

Nada comienza y nada termina,
   que no se pague con un lamento;
pues en el dolor ajeno nacemos,
   y en el propio perecemos.

Jignasu, el buscador, el investigador. Lo que desea es conocimiento. El conocimiento nos dice por qué sufre el hombre. Aún más, como el conocimiento encarna poder, transforma el aliento del sufrimiento en el aliento del conocimiento que ve y despierta.

Artharthi, el buscador de la verdadera riqueza, la Verdad absoluta. Él no tiene aflicción. No tiene deseos terrenos. Desea vivir en perpetua libertad y liberación.

Jnani, el sabio. Quien es sabio sabe que el Supremo está en todas partes y el Reino de los Cielos en su interior. Vive en el Supremo. Su vida es la vida de unidad con el Supremo. Su mundo es el mundo de verdadera plenitud. Sumamente fuerte es la intimidad entre él y el Supremo.

Sri Krishna continúa: «Nobles y buenos son todos ellos; pero considero al sabio, al iluminado, como Mi alma escogida y Mi propio Ser; completamente unidos, somos absolutamente uno. Cuando su vida ha desempeñado su papel, cuando la hora del silencio llama a su puerta, yo lo pongo en Mi Corazón, donde crece el Aliento de Vida Eterna».

Sri Chinmoy, Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971