Capítulo X: La perfección divina y universal

Lo que hay dentro de nosotros es perfección. Lo que hay fuera de nosotros es imperfección. El mundo externo puede alcanzar la perfección sólo cuando el mundo interno lo inspira, lo guía, lo moldea y lo forma.

El ayer soñó con el hoy como perfección. El hoy sueña con el mañana como perfección. La perfección ya lograda palidece en insignificante imperfección, ante el nacimiento del futuro que velozmente se aproxima.

La perfección crece. Ha estado haciéndolo desde el principio del nacimiento de la creación. A diferencia de nosotros, Dios tiene un Sueño: la Perfección perfecta. Esta Perfección perfecta tiene que brillar en los aspirantes corazones de la individualidad y la universalidad, de manera que la Realidad absoluta pueda ser la expresión total de la Visión Cósmica.

Todo el mundo es querido por Dios. Pero la relación más dulce e íntima existe solo entre un devoto y el Señor. Un verdadero devoto adora al Señor sin incubar deseo alguno. El Señor lo bendice, no solo sin reservas sino también sin condiciones. Lo que un devoto necesita es la fuerza decidida de su corazón. Una vez la ha conseguido, su autorrealización ya no será una meta lejana.

Entender la Verdad es una cosa. Creer en ella, otra. No entender la Verdad no es un delito, ni mucho menos; pero ponerla en duda es verdaderamente un pecado imperdonable. Un niño no comprende la vasta sabiduría de su padre; no obstante, su fe en la sabiduría de su padre es espontánea y genuina.

Sri Krishna es la sabiduría absoluta, la gloria suprema. Nadie comprende su gloria, no, ni siquiera los dioses. Arjuna podrá no entender a Krishna, pero su fe implícita en Él habla en su nombre: «Oh Krishna, Tú eres el Señor de los Señores. Supremo eres. Lo creo. Ni los dioses, ni los demonios comprenden Tus manifestaciones misteriosas. Eres el origen de todos los seres. Eres conocido tan solo por Ti mismo».

"«Si lo creído es increíble, también es increíble que lo increíble debiera ser creído así»."
  — San Agustín.

La creencia es la libertad completa de la mente. La creencia es la plena independencia del corazón.

Ahora Krishna aclara a Arjuna que Su Gloria divina puede ser dilucidada y demostrada, pero nunca agotada. El universo en su totalidad no es más que una pequeña chispa de Su magnitud infinita.

«_Pandavanam Dhananjaya_», dice Krishna. «Entre los Pandavas soy Dhananjaya». Dhananjaya es un epíteto de Arjuna. Cada persona tiene un cuerpo, una mente, un corazón y un alma. ¡Cómo puede una persona que está frente a otra decir que ella es verdaderamente la otra persona! ¿No parece absurdo? Lo es solamente cuando vivimos en lo físico, no cuando vivimos en la unidad del Espíritu. Cuando declaramos que todos los seres humanos son uno y lo mismo, expresamos tan solo un mero hecho que internamente creemos, o tratamos de creer. El sentido de identificación es lo que nos hace uno. Krishna dice: «Soy esto, soy aquello, soy todo». Nuevamente dice que es el mejor, el más elevado y el más poderoso en todo. ¿Significa que Su Conciencia está matizada por la preferencia? ¿Acaso discrimina? No, no tiene preferencia, no tiene discriminación. «Arjuna, Yo soy el Ser asentado en el corazón de todos los seres. Soy el principio, el medio y también el final de todos los seres». Krishna quiere iluminar la mente de Arjuna diciendo que en el proceso de la evolución cósmica Él está revelando y manifestando Su Propia perfección. Sus divinas manifestaciones son interminables. Ha mencionado solo unas cuantas como ejemplo. De Él brota la permanencia, la bondad y la grandeza. Le dice a Arjuna que no tiene que conocer Sus divinas manifestaciones muy detalladamente. Eso solo le confundiría la mente. «Establecí el universo entero con una porción de Mí mismo». Sabiendo esto, el buscador en Arjuna puede fácilmente satisfacer su hambre.

«Soy la semilla de todas las cosas, animadas e inanimadas». Arjuna comprende ahora que Krishna no es el mero cuerpo. Es el Ser que todo lo llena. Arjuna desea saber bajo qué forma en concreto debe ser adorado el Ser. «Bajo todas las formas», es la inmediata respuesta de Krishna. Nada existe fuera del Ser. El Ser está en todo y todo está en el Ser. Esta es la sabiduría que el conocimiento del buscador debe poseer.

El Gita nos enseña la más pura unidad. Esta unidad es la unidad interna. Esta unidad interna es, a la vez, espontánea y única. Nunca puede ser truncada, ni empequeñecida por la mente. El reino de la unidad está mucho más allá del acceso de la mente física.

El autoconocimiento es el conocimiento de la unidad universal. La perfección divina solo puede fundarse en el terreno fértil de la unidad universal. Presta servicio a la humanidad, precisamente porque la Divinidad está presente en ella. Conoce la Divinidad y realizarás en un instante la inmortalidad de Dios en ti y tu inmortalidad en Dios. Dios en el hombre y el hombre en Dios solo pueden anunciar las más verdaderas encarnaciones de la perfecta Perfección.

Sri Chinmoy, Comentario del Bhagavad Gita: el Canto del Alma trascendental, Rudolf Steiner Publications, Blauvelt, New York, 1971