Expectación

La expectación es frustración, especialmente cuando quiero poseer el mundo. La expectación es frustración, especialmente cuando quiero dominar el mundo. La expectación es frustración, especialmente cuando quiero que el mundo se someta a mi voluntad.

La expectación tiene su justificación cuando amo al mundo y quiero que el mundo me ofrezca un corazón de gratitud. La expectación tiene su justificación cuando rezo a Dios por la mejoría, la transformación, la iluminación del mundo, y quiero que el mundo me ofrezca un corazón de gratitud. La expectación tiene su justificación cuando intento sinceramente, devotamente y sin reservas, elevar la conciencia de la Tierra en la medida de mi capacidad y quiero que el mundo me ofrezca un corazón de gratitud.

La expectación es satisfacción cuando espero devota, profunda e incondicionalmente la llegada de la Hora elegida por Dios para liberarme, iluminarme, transformarme, perfeccionarme y completarme. La expectación es satisfacción cuando siento, en lo más recóndito de mi corazón, que Dios no sólo es mi Señor soberano, el Supremo Absoluto, sino también mi Amigo, mi Amigo eterno y mi único Amigo. La expectación es satisfacción especialmente, cuando sé que Dios lo ha hecho todo por mí en el mundo interno. Este descubrimiento se basa en mi fe interna en Él, no porque Él sea todo Amor hacia mí, sino porque al fin he comprendido algo infinitamente más significativo: que Dios, mi Señor Supremo, mi Amigo eterno, lo hace todo en mí y a través de mí. Él está expandiendo y agrandando Su propia Visión cósmica, en mí y a través de mí. Cuando llego a comprender lo que Él ha hecho por mí y lo que Él es para mí, mi vida tiene su propósito divino y su deleite fructífero.

Cuando empleo lo humano en mí para servir a algún propósito, mi expectación se vuelve frustración. Cuando empleo lo divino en mí para servir a algún propósito, mi expectación tiene su justificación. Pero cuando empleo a mi Señor Supremo, mi Amigo eterno, para realizar algo, mi expectación es satisfacción, ya que mi expectación es la Luz de Su Visión y mi satisfacción es el Deleite de Su Realidad. Ambas son una e inseparable.

13:50 12 de Julio, 1977 Dag Hammarskjold Auditorium Naciones Unidas, Nueva York