Vivir en el mundo del deseo

Vivir en el mundo del deseo es vivir de puntillas. ¿Cuánto tiempo puede uno vivir de puntillas allí donde la ansiedad, la envidia, la preocupación, la tensión, el miedo y la duda reinan supremas? En el mundo del deseo, el veneno del individuo y el veneno del mundo se exterminan el uno al otro en secreto supremo. El mundo es exterminado por el veneno del individuo y el mundo extermina al individuo con su veneno. Este veneno nace de la envidia, la duda y el recelo.

Vivir de puntillas es olvidar la propia Fuente, que es también la Fuente de la Luz y el Deleite. Vivir de puntillas es hacer amistad consciente con el mundo negativo y destructivo, con el mundo de la tentación, donde la preocupación, la ansiedad, el temor y la duda se desenfrenan.

El único modo de dejar de vivir de puntillas es sentir que uno es la creación de Dios. La creación nunca puede ser desatendida por el Creador. Ni siquiera nosotros, como seres humanos ordinarios, destruimos una pequeña pintura que hemos creado. Así pues ¿cómo puede Dios el Creador, cuya creación no es sino una proyección de Su propia Existencia-Realidad, destruir el mundo? Cada individuo debe sentir que fue la necesidad del Supremo crearle, es la necesidad del Supremo mantenerle, y es la necesidad del Supremo colmarle de una manera divina.

En lugar de vivir de puntillas, puedes vivir en el corazón mismo del Orgullo divino del Señor, siempre que sientas que es tu propio deber, tu único deber, el dejar aparte tu necesidad personal y volverte uno con la Necesidad divina de tu Amado Supremo. Tu propia necesidad está ceñida al deseo y cuando es satisfecha, la destrucción amenaza de forma inminente dentro de ella. Por eso, si quieres encontrar tu verdadera satisfacción, encuéntrala en el lugar adecuado: dentro de la Cumbre de Compasión de Dios. Ese es el único lugar para descubrir tu derecho de satisfacción.

Estás siguiendo el sendero de la espiritualidad. Tu corazón es todo aspiración. En la vida de aspiración te preparas para una vida de entrega completa. No sólo entregarás tu vida de aspiración y tu vida de dedicación, sino también tu vida de deseo, tu vida de ignorancia, con la misma alegría, con el mismo amor, con la misma confianza, con la misma convicción. Sólo así no tendrás la necesidad de ocultarte de Dios o tratar de ocultar de Él tus pensamientos. Tú y tu existencia integral deben residir siempre en el Supremo. Esta es la única manera de que llegues a ser totalmente perfecto e inseparablemente uno con la Luz de Visión de la Eternidad y con el Deleite de Manifestación de la Infinitud.

19:15
18 de julio, 1977
En tránsito al Centro Sri Chinmoy en Connecticut