Ahora

Siempre somos propensos a decir que no es demasiado tarde para hacer algo ¿pero decimos alguna vez que no es demasiado temprano para hacer algo? No es demasiado temprano para hacer nada en la vida. No es demasiado temprano para rezar en las primeras horas de la mañana. No es demasiado temprano para realizar a Dios. No es demasiado temprano para revelar a Dios. No es demasiado temprano para manifestar a Dios. Cuanto antes realizamos a Dios, antes revelamos a Dios, antes manifestamos a Dios, antes empezamos con un nuevo comienzo, aspirando a un objetivo más elevado, más iluminador, más colmador.

En la vida espiritual, no hay tal cosa llamada temprano. Este momento, el eterno Ahora, es el único salvador, el único liberador, el único colmador. Levantarse a las tres de la mañana para meditar es una tarea difícil. Pero si dices que es demasiado temprano, te diré que te equivocas. Te equivocas porque lo que llamas temprano o tarde es decidido por tu mente. Es tu mente quien ha descubierto que las tres de la mañana es temprano, que las seis es tarde. Es tu mente quien te dice que las tres es demasiado temprano, que las ocho es demasiado tarde.

Si vas más allá de la mente, no existe hora temprana ni tardía. Solo existe una hora: la Hora de Dios. ¿Y dónde está la Hora de Dios? Está dentro del Ahora. ¿Qué es el Ahora? El Ahora es Dios-la Preparación, Dios-la Aspiración, Dios-la Evolución y Dios -la Perfección que se trasciende continuamente.

13:15 20 de julio, 1977 Centro Sri Chinmoy Jamaica, Nueva York