Seguí rezando

Hace muchos, muchos años comencé a rezar. Un día Dios, mi Amado Supremo, se acercó a mí y me dijo: “Estoy satisfecho contigo hijo Mío. Te voy a conceder la Paz”.

Seguí rezando. Algunos años después, Él se acerco a mí y me dijo: “Estoy complacido contigo hijo Mío. Te voy a conceder la Luz”.

Seguí rezando. Algunos años después, mi Señor Supremo vino otra vez. Él me dijo: “Estoy complacido contigo hijo Mío. Te voy a dar el Deleite, el Néctar del Deleite”.

Yo seguí rezando y, algunos años después, Él vino y me dijo: “Hijo Mío, te he dado la Paz, te he dado la Luz, te he dado el Deleite. ¿Qué más quieres? ¿Hay algo más que quieras? ¿Hay algo más que necesites? Si uno tiene Paz, Luz y Deleite, lo tiene todo. En la Paz, la Luz y el Deleite está el poder del mundo, la satisfacción del mundo, la unicidad del mundo, la plenitud del mundo”. Permanecí en silencio y seguí rezando. Mi Señor se marchó en silencio, concediéndome una dulce y pequeña Sonrisa.

Pocos años después vino de nuevo a mí y me dijo: “Hijo Mío, ya veo lo que quieres. Quieres llegar a ser como Yo, otro Dios. Mira, en un abrir y cerrar de ojos hago de ti otro Dios. ¿Estás satisfecho?”. Guarde silencio; seguí rezando.

Él dijo: “Te he hecho como Yo, otro Dios. ¿Aún así tienes que rezar? ¿Qué más necesitas? Paz, Luz, Deleite, unidad, igualdad, –te he dado todo eso. ¿Qué más necesitas? ¿Qué más?”. Permanecí en silencio. Seguí rezando.

Mi Señor dijo: “Ya sé lo que quieres. Quieres jugar conmigo al juego del amante divino y el Amado Supremo. Eso es lo que quieres. Te concedo esta dicha”. Sonreí a mi Señor con mi alma plena y Él me dió Su Abrazo todo-amoroso, todo-revitalizante y todo-colmador.

13:30
20 de julio, 1977
Centro Sri Chinmoy
Jamaica, New York