22.
Cuando estoy sin Dios,    imploro.
Imploro porque no hay otro modo
    de realizar a Dios
que implorar en silencio y sin cesar.
Cuando estoy con Dios
    lloro.
Lloro porque no hay otro modo
    de expresar mi eterna gratitud a Dios
que llorar con toda mi alma y sin reservas.
Sri Chinmoy, Los Secretos de mi Señor revelados, Herder and Herder, 1971