72.

Mi Señor, Tú sabes que soy víctima de la duda constante.
Por favor, dime si Tú alguna vez tienes ocasión de dudar de Ti mismo.

“Mi dulcísimo niño, sólo una vez tuve ocasión de dudar de Mí mismo en el curso de Mi Vida sin fin.”


¿Sólo una vez, mi Señor?
¿Cuándo?

“Mi niño, fue en el tiempo en que realizaba Mi creación y vi que se volvía totalmente apegada a Mí.
Yo soy el Creador, eterno, libre y desapegado.
¿Cómo podría Mi propia creación estar apegada, totalmente apegada y atada?
Créeme, hijo Mío, no podría aceptarlo.
Tuve que dudar de Mi propia capacidad.”


Mi Señor, perdóname, pero no puedo estar de acuerdo contigo.
Tú me has creado, yo soy Tu creación, ¿cómo puedo vivir sin estar apegado a Ti?

“Hijo Mío, no quiero que estés apegado, sino que tengas devoción hacia Mí.”


Mi Señor, ¿cuál es la diferencia?

“Hijo Mío, la diferencia es esta: el apego es frustración y la frustración es destrucción.
La devoción es luz-sabiduría y la luz-sabiduría es altura-realización.”