Pregunta: Con frecuencia siento muchas preguntas importantes dentro de mí, pero no puedo conceptualizarlas. ¿Cómo podemos ser lo suficientemente conscientes en nuestro interior para conocer las preguntas que tenemos?

Sri Chinmoy: Tenemos que conocer la fuente de nuestras preguntas. Si la fuente de las preguntas es la mente intelectual, sofisticada, o la mente física, entonces estas preguntas no tienen un valor esencial. Aunque sean respondidas de la manera más adecuada, las respuestas no serán de ninguna utilidad en tu vida interior. Cuando se trata de tu corazón, sólo hay una pregunta que puede venir del corazón, de lo más recóndito de tu corazón: «¿Quién soy yo?» Esta es la única pregunta que realmente vale la pena hacer y que vale la pena responder. Es una pregunta que tiene que ser respondida cada día, cada segundo en nuestra existencia. Si tienes millones de preguntas sobre Dios y sobre ti mismo, podrás obtener las respuestas más adecuadas a todas ellas obteniendo la respuesta adecuada a esta única pregunta: «¿Quién soy yo?». Todas las demás preguntas giran en torno a esta pregunta. Cuando conoces la respuesta a esta pregunta, los problemas de tu vida están resueltos. Entras en la liberación, la salvación, la autorrealización. Te vuelves total y conscientemente uno con Dios el Omnipotente, Dios el Omnisciente y Dios el Todo Perfecto. No te molestes en buscar preguntas en lo profundo de tu ser. La mayoría de las preguntas son como hormigas y bichos. No nos ayudan de ningún modo a acercarnos a nuestra Meta. Al contrario, se interponen en nuestro camino. Las preguntas iluminadoras, preguntas que surgen de lo más profundo de nuestro corazón concernientes a nuestro progreso interior y nuestro logro interior, nuestra autorrealización o la realización de Dios, son muy pocas en número. Además de preguntar, «¿Quién soy yo?», es posible que quieras saber la respuesta a la pregunta, «¿Para qué estoy aquí?». Es posible que tengas también varias preguntas específicas sobre tu propio progreso espiritual, que seguramente te vendrán espontáneamente. Pero la única pregunta realmente importante es: «¿Quién soy yo?».