Escena tercera

(Al día siguiente. Sidharta y Channa están en el carruaje. Channa ha tomado un camino nuevo).

SIDHARTA: ¡Belleza, belleza! Hoy veo y siento verdadera belleza en la tierra. Hemos cubierto una larga distancia. Estamos atravesando una serie de lugares hermosos.

(De pronto, Sidharta ve a algunas personas que llevan a un hombre sobre los hombros. Las lágrimas corren por sus mejillas).

SIDHARTA: Channa, ¿qué le pasa a ese hombre? ¿Por qué tienen los otros que llevarle? ¿Y por qué lloran?

CHANNA: Ah, ese hombre está muerto.

SIDHARTA: ¿Qué quieres decir?

CHANNA: No queda nada de vida en él, Príncipe. Su papel en la tierra ha terminado. Todos hemos de morir algún día. Todos hemos de irnos de este mundo. Todos hemos de sufrir la muerte.

SIDHARTA: ¡Yo no! Yo no quiero morir. ¿Mi amada esposa, tiene que morir también? ¿Mi querido Rahul tiene que morir también? No. No puede ser. No podré soportar semejante pérdida.

CHANNA: Príncipe, quienquiera que viva en la tierra ha de morir tarde o temprano. Nadie puede vivir para siempre.

SIDHARTA: Channa, no puedo creerlo. No quiero creerlo. Debo conquistar a la muerte, no solo para mí, sino para todos. Channa, por favor, dime si existe algo más poderoso, más destructivo que la muerte.

CHANNA: No, Príncipe, no hay nada más poderoso y destructivo que la muerte. La muerte conquista a todo el mundo. Todos somos esclavos de la muerte.

SIDHARTA: ¡Yo no!

CHANNA: Todos estamos a merced de la muerte.

SIDHARTA: ¡Yo no! Channa, ahora que he visto a un anciano, a un enfermo y a un muerto, creo que he visto todo lo malo que el mundo puede mostrarme. Pero algo dentro de mí me dice que todavía hay cosas que no he visto. Quiero salir mañana otra vez.

CHANNA: Si quieres salir del palacio otra vez, estaré más que feliz de llevarte, oh Príncipe.

Sri Chinmoy, Sidharta se convierte en Buda, Sky Publishers, New York, 1973