Mi amor de luz

Mi amor de luz es mi voluntad espiritual. En su interior está el poder infinito. No dejo lugar al miedo en mi vida. Mi amor de luz es la Sonrisa de satisfacción de Dios. El supremo Amor de Dios se manifiesta en mí y a través de mí para transformar mis problemas humanos en oportunidades divinas.

Mi amor humano animal es mi experiencia forzada y mi posibilidad incierta. Mi amor humano divino es mi experiencia natural y la inevitabilidad cierta de mi vivir en el eterno Ahora.

Mi amor dice vibrante: “Dios es todo bendición”.

El Amor de Dios dice sonriente: “Mi niño es todo gratitud”.

El amor irradia la vida de armonía, aviva la alegría de la conciencia y agudiza la espada de la intuición. El amor está siempre dispuesto a atender cada demanda fervorosa del hombre. El amor conquista todo lo que es impropio de Dios. Es, ciertamente, supremo por encima todo.

El amor me da mi importancia en la Visión cósmica de Dios. Nadie me recuerda excepto mi amor. Mi único tesoro es el amor. El tesoro del amor es el Corazón de Dios.

El amor es la innegable veracidad de mi identidad como hijo de Dios, hijo elegido. El amor es la combinación única de la libertad del Cielo y la disciplina de la tierra. En la libertad del Cielo está la emancipación de la tierra. En la disciplina de la tierra está la manifestación del Cielo.

Ningún deseo nacido en el tiempo puede arrebatar mi amor de luz. Mi amor de luz vuela más allá de la expandida red de la muerte. Mío es el amor que tiene el origen sin nacimiento y el final sin muerte.

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971