Auto-sacrificio

El ser humano posee muchas cualidades divinas. Pero nunca ha habido ni podrá haber otra cualidad divina tan inigualable como el auto-sacrificio del hombre. El fervoroso Mensaje del propio Dios a la humanidad en todos los ámbitos de la vida es el auto-sacrificio. El brillantísimo auto-sacrificio puede aliviar y disminuir fácilmente las más oscuras pruebas y tensiones de la vida humana.

Quien es todo sacrificio jamás puede pasar por la vida como un fracasado. Suya es la victoria perpetua. Suya es la espontánea alegría interna. ¿Qué hay que sacrificar? El propio aliento de vida. ¿Cómo sacrificarlo? Con el sentimiento de unidad universal.

El auto-sacrificio dice ‘No’ a la invitación de la desesperanza. El auto-sacrificio dice ‘Sí’ a la invitación del deleite.

Dios me bendice secretamente desde el Cielo cuando deseo crecer en el sacrificio. Dios me bendice abiertamente en la tierra cuando mi existencia terrestre se vuelve todo sacrificio.

La elección del hombre es la alegría. La elección de la alegría es el sacrificio. La elección del sacrificio es nada. Esta nada es en verdad el despliegue de todo, y la plenitud del hombre y de Dios.

Un hombre sin sacrificio desea poseer el mundo con su poder más fuerte. Un hombre de sacrificio desea ser poseído por el mundo con su derecho de entrega total. Amar la vida es sacrificar nuestra divinidad interior. Sacrificar la vida es transformar nuestra humanidad exterior.

Cuando sacrifico mis posesiones materiales, veo a Dios viniendo hacia mí sonriente. Cuando sacrifico mis austeridades, veo a Dios marchando hacia mí dinámicamente. Cuando sacrifico mis logros espirituales, veo a Dios corriendo hacia mí velozmente.

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971