Espiritualidad

Una persona sin espiritualidad es una lastimosa víctima de las circunstancias. Una persona con espiritualidad es la Sonrisa de victoria de Dios.

Un verdadero buscador no está acosado por la ansiedad. Su futuro reside en el presente. Sus momentos están unidos a la oportunidad constante. Su diccionario no alberga la palabra “aplazamiento”. Su oportunidad se transforma en realidad. Su realidad se transforma en viabilidad.

Igual que una planta no puede vivir sin sol ni aire, el buscador no puede vivir sin espiritualidad. La espiritualidad es su afán interno de lograr la Paz, la Luz y la Dicha absolutas. Cada buscador tiene un temperamento propio y particular, por lo que su modo de disciplina espiritual debe tener también su propio carácter único. La confusión y los conflictos se desencadenan cuando invito a los demás a entrar en mi camino o yo mismo entro en los caminos de los demás.

Hay personas que abrigan la idea de que la espiritualidad ya no está viva. Un verdadero buscador no puede compartir ese punto de vista. La espiritualidad no ha muerto ni puede morir jamás, puesto que Dios ha hecho la espiritualidad como la única necesidad de la humanidad para entrar en Su Eternidad, Su Infinitud y Su Inmortalidad. Y la misma espiritualidad es además la necesidad de Dios de entrar en la humanidad, en su severa esclavitud y salvaje ignorancia.

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971