Mi oración

Mi oración solo puede sonreír dos veces. Una cuando aquieto mis sentidos externos; otra cuando abro el portal de mi alma.

Mi oración consiste en amar a Dios por Dios mismo. Mi oración es la destructora de los errores, nacidos y no-nacidos.

La realidad es determinada únicamente por una cosa: la oración –la oración en su personificación, la oración en su funcionamiento dinámico.

La oración es óptimamente expresada en mi vida cotidiana cuando mi oración ha devenido en una entrega espontánea y abnegada a la Voluntad de Dios.

La búsqueda es el precio del pasaje de avión en el ámbito de la espiritualidad. El esfuerzo es el pasaje. Cuando la búsqueda y el esfuerzo han desempeñado sus papeles respectivos, la entrega me conduce a mi asiento en el avión.

El Dorado no puede ocultarse de mí por más tiempo cuando mi oración genuina me capacita para ver a mi alma en la vida y a mi vida en el alma.

La oración en voz alta es a menudo una solemnidad que nos auto-satisface. La oración silenciosa en solitaria serenidad del ser, es el cumplimiento de la Eternidad.

La oración es lucha cuando quiero ser una mente que lo sabe todo. La oración es néctar cuando quiero ser una vida de dedicación total.

Dicen que la oración es la hija del sufrimiento. Pero yo digo que la oración es la madre del deleite.

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971