Cuando me olvido, cuando me acuerdo

Cuando me olvido de pensar en Dios una vez, Él sonríe.

Cuando me olvido de pensar en Dios dos veces, Él ríe.

Cuando me olvido de pensar en Dios tres veces, Él llora.

Él sonríe amorosamente porque estoy desvalido.

Él ríe profundamente porque soy irremediable.

Él llora sinceramente porque soy un desvergonzado.

Cuando me acuerdo de pensar en Dios una vez, Él me bendice.

Cuando me acuerdo de pensar en Dios dos veces, Él me acaricia.

Cuando me acuerdo de pensar en Dios tres veces, Él me abraza.

Él me bendice en mi vida de aspiración.

Él me acaricia en mi vida de realización.

Él me abraza en mi vida de manifestación.