Mi vital

Oh vital mío, mi primera elección recae sobre ti. Sin tu dinámico y estupendo impulso interno, nada puede ser encarnado, nada puede ser revelado aquí en la tierra.

Oh vital mío, cuando caes dormido profundamente, la imperecedera frustración de mi mente se apodera de mi existencia externa; la entrega impotente de mi cuerpo al Príncipe de las Tinieblas envenena mi existencia interna.

La imaginación más poderosa del hombre no logra sondear tu profundidad. La sabiduría más aventurada y brillante del hombre no consigue determinar tu extensión.

Tuyo es el coraje indomable que mana de la fuente de la emoción ilimitada. No aniquiles tu emoción, ¡nunca! Cuando la emoción se aniquila en el interior, la plenitud hambrea en el exterior. Cuando la emoción es divinamente alimentada en el interior, Dios el Eterno Deleite es revelado en el exterior.

Oh vital mío, tú no conoces mañana alguno. Quieres nacer, quieres crecer y colmarte en la inmediatez de Hoy. Con las Bendiciones infinitas del Supremo, marchas adelante por la senda del florecer de la Infinitud, el resplandor de la Eternidad y el lustre de la Inmortalidad.

Tu vida es verde, el verde siempre-aspirante y siempre-creciente. Tu aliento es azul, el azul siempre-envolvente y siempre-transformador.

Oh vital mío, en ti está la Esperanza radiante de la humanidad. Contigo está el reverberante clarín de la divinidad.

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971