El hombre y Dios

El hombre olvida. Dios perdona. El hombre olvida la Verdad de Dios. Dios perdona la ignorancia del hombre.

El hombre se eleva. Dios crece. El hombre se eleva en Dios. Dios crece en el hombre.

El hombre ama el amor; porque no lo tiene. Dios ama el amor; porque Él es todo Amor.

El hombre aspira. Dios inspira. El hombre aspira. He aquí que Dios desciende. Dios inspira. He aquí que el hombre asciende.

El hombre llora. La Compasión de Dios vuela para tocar el corazón del hombre. Dios llora. El hombre da el mensaje: “Es demasiado pronto. Espera, tienes que esperar”.

El hombre siempre se retrasa para rezar y aceptar. Dios nunca se retrasa para escuchar y conceder. Para conversar con Dios, el hombre tiene su meditación silenciosa. Dios tiene Su Gozo iluminador para conversar con el hombre. Para comunicar con Dios, el hombre tiene su meditación silenciosa. Dios tiene Su Paz urgente para comunicar con el hombre.

La Libertad absoluta no es una conquista humana. Es una bendición de Dios. El oscurísimo cautiverio no es un logro divino. Es una ofrenda del hombre.

El hombre quiere conocerse y liberarse. Dios quiere revelarse y manifestarse. El hombre quiere descubrir el Cielo en el plano más elevado de la conciencia. Dios quiere destapar el Cielo aquí en la tierra y en ninguna otra parte.

Dios le da al hombre lo que tiene y lo que es –Amor, Paz, Dicha y Poder. El hombre le da a Dios lo que no tiene y lo que no es –¡promesa! ¡La promesa humana! ¡La promesa humana a Dios por Dios!

Sri Chinmoy, Cantos del alma, Herder and Herder, 1971