Dos secretos: Reencarnación y evolución
Para entender los secretos de la reencarnación, la evolución y la transformación, debemos entender primero el secreto más significativo de todos: el secreto del karma.Karma es una palabra del sánscrito que significa acción. El corazón puede ejecutarla; la mente puede ejecutarla y el cuerpo puede ejecutarla.
Hay tres tipos de karma: sanchita karma, prarabdha karma y agami karma.
Sanchita significa acumulado. Esperamos consciente o inconscientemente el fruto del karma que hemos sembrado con nuestros pensamientos, palabras, acciones y voluntades del pasado. El karma sanchita es una acumulación de actos realizados en alguna vida pasada o en esta vida, cuyos resultados aún no se han elaborado y cuyos efectos aún no se han producido.
El karma prarabdha es el destino o la suerte como resultado de actos hechos en algún nacimiento anterior. Los efectos kármicos han comenzado pero no han terminado todavía y necesitan un nuevo nacimiento para completarse. El karma prarabdha es esa parte del karma sanchita que ya ha comenzado a dar frutos. Comenzamos a cosechar en esta vida el fruto de nuestro karma pasado y al mismo tiempo sembramos nuevas semillas para una futura cosecha.
Agami significa futuro o venidero. El karma agami solo puede realizarse después de haber alcanzado la perfección espiritual, cuando uno no está atado ni por el señuelo del nacimiento ni por las trampas de la muerte. Uno actúa entonces con la perspectiva de ayudar a la humanidad. Para colmar lo Divino aquí en la tierra, el alma liberada juega en este caso un papel significativo en el Drama Divino, que no tiene principio ni fin.
Sabemos que existe algún Ser al que llamamos Dios. Sabemos que hay algo que llamamos alma. Fue el gran filósofo norteamericano, Emerson, quien dijo:
«Dios es un círculo infinito cuyo centro está en todas partes, pero cuya circunferencia no está en ningún sitio». Podemos decir indudablemente que este centro es el alma humana.
El alma es una entidad eterna. ¿Cuál es su conexión con la reencarnación? Podrían escribirse incontables páginas sobre la reencarnación, ese concepto formidable del cual tan ampliamente se habla como ampliamente se pone en duda. Vamos a intentar comprender, en una breve frase, la esencia de este asunto. La reencarnación es el proceso por el cual el alma evoluciona; existe para el crecimiento y el desarrollo del alma.
Todos conocemos la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin. Se trata del cambio en el organismo físico de inferior a superior, o de más simple a más complejo. La evolución espiritual corre paralelamente a la evolución física. El alma existe en todos los seres. Es cierto que es divina e inmortal. Pero tiene su propio impulso de ser más completa, más satisfactoria y más divina. Por lo tanto, en el proceso de su evolución, tiene que pasar del cuerpo menos perfecto al cuerpo más perfecto. En cada etapa, absorbe el valor real de todas sus experiencias terrestres. De esta manera, el alma crece, enriqueciéndose, haciendo su divinidad más integral, más armoniosa y más perfecta.
La reencarnación nos dice que no hemos venido de la nada. Nuestra condición presente es el resultado de lo que hemos hecho de nuestro pasado. Somos la consecuencia de nuestras encarnaciones pasadas.
«Muchos nacimientos hemos dejado atrás tú y yo, ¡oh Arjuna! Yo los conozco todos, pero tú no conoces los tuyos». Así habló el divino Sri Krishna al aún no realizado Arjuna.
La evolución es el guion entre lo que fue y lo que será. Yo soy un hombre. Debo saber que no solo fui mi padre sino que también seré mi hijo. Problemas tuve yo, tuviste tú, tuvo él. ¡Sin excepciones! Los enfrentamos entonces. Los enfrentamos incluso hoy. Pero los resolveremos sin lugar a dudas.
