Hinduismo: su significación espiritual
El ideal del hinduismo es ver todo en el Ser y al Ser en todo. Un hindú cree que cada individuo es una manifestación consciente de Dios. El espíritu de servicio desinteresado es su secreto supremo. Un hindú siente inequívocamente que Dios se está manifestando y perfeccionando a través de cada ser humano. Cada alma individual representa un tipo de divinidad proyectada por el Supremo. Cada ser humano tiene una misión que cumplir en la tierra y lo hace a la hora escogida por Dios.El hálito del hinduismo es la espiritualidad. Cualquier cosa que un hindú hace, la hace como medio para este fin. Es cierto, como ocurre con cualquier otro individuo, que quiere realizar todo lo que pueda aquí en la tierra. Pero lo importante es que él no hace ni puede hacer nada a expensas de su vida espiritual; para él, la vida espiritual es la única vida que puede finalmente galardonarle con la victoria de la perfecta Perfección.
En la vida espiritual, las personas emplean muy a menudo la palabra «pecado». Aquí debo decir que un hindú no tiene nada que ver con el pecado. Él sólo toma en consideración dos cosas: la ignorancia y la Luz. Con la luz de su alma quiere nadar a través del mar de la ignorancia y transformar su ser inferior en su Ser superior.
Tena tyaktena bhunjita: «Disfruta mediante la renunciación». Este es el mensaje vivificante de los videntes hindúes. A lo que hay que renunciar es al tren de nuestros deseos, nada más y nada menos. Por la renunciación a todos nuestros deseos terrenales, podemos tener el sabor de la verdadera plenitud divina.
Ya he dicho que el hálito del hinduismo es la espiritualidad. En la vida espiritual, el control de los sentidos desempeña una parte importante. Siendo así, vamos a intentar comprender claramente la función de los sentidos. Un devoto hindú siente que sus sentidos no están hechos para la mortificación, los sentidos son sus instrumentos. Su asistencia es indispensable. Los sentidos deberían y deben funcionar con pleno vigor para el divino propósito de una totalidad íntegra, todo-colmadora. Sólo entonces la verdadera divinidad puede aparecer en la vida humana. La autoindulgencia acaba en total frustración. ¡Pobre humanidad! ¡Es tan despilfarradora usando y agotando los placeres del cuerpo! Ciertamente, el hombre no es tan despilfarrador con ninguna otra cosa en su vida como lo es con su autoindulgencia. Ay, para su gran sorpresa, antes que él agote los placeres del cuerpo, su vida misma se agota en fútil nadería. Ya es hora de que lo bruto en el hombre deje lugar a lo divino que hay en él. La brutalidad no conquista; aniquila.
La espiritualidad es el amor todo-abarcador. Este amor conquista al hombre y le hace consciente de su divinidad verdadera, interior, para que pueda completarse y llegar a ser un canal perfecto para la manifestación de Dios. Este amor o este lazo de amor puede crearlo el hombre dentro de sí mismo, a fin de ligarse o unirse a otros individuos, otros nacionales o internacionales. Esto es lo que siente un devoto hindú.
Sin movimiento no hay progreso. El movimiento necesita guía. La guía es el conocimiento. Pero el hombre ha de saber que el conocimiento mental sólo puede ayudarle hasta cierto punto. Con su ayuda, no puede ir a ningún lugar cercano a la Meta. Es el conocimiento del alma lo que concede al hombre su realización de Dios.
Robert Browning dijo:
«Tan libres parecemos,
Tan bien encadenados estamos».
El hombre está atado a lo finito, pero no puede ser limitado por lo finito. El hombre se ha rendido al tiempo y al espacio, pero ni el tiempo ni el espacio le han obligado a rendirse. El hombre intenta poseer la belleza de lo finito, piensa que si puede ligarse a lo finito, podrá poseer su belleza. ¡Vaya!, en vez de poseer, ha sido él poseído. El tiempo y el espacio le han seducido. Pensó que podría poseerlos con su entrega. Ellos alegremente aceptaron su entrega. Pero ha sido poseído por ellos cruelmente. La posesión no es unidad; la conquista no es unidad.
La visión del hinduismo es unidad en la diversidad. Primero, el hinduismo abraza amorosamente a todos los elementos ajenos; segundo, trata de asimilarlos; tercero, intenta expandirse como un todo, con la perspectiva de servir a la humanidad y la naturaleza. Ciertamente, este es el signo de la aspiración significativa y dinámica de su vida.