¿En qué se diferencia esto de las demandas que hace el ego?

Ahora sabemos que el alma no hace ninguna demanda. Cuando el ego hace una demanda, todo está centrado en sí mismo: “yo”, “mi”, “mío”. El ego quiere poseer y ser poseído. Alimentando la personalidad externa, el ego quiere satisfacerse. Pero esto es sencillamente imposible, ya que no hay fin para sus antojos. Cuando el alma quiere tener algo, no es para su propio beneficio personal sino para la satisfacción de lo Divino. El ego se encuentra finalmente con la frustración, mientras que el alma, satisfaciendo la Voluntad Divina, realiza su propia plenitud absoluta.