Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la conciencia humana y la conciencia divina?
Sri Chinmoy: La conciencia humana está compuesta fundamentalmente de limitación, imperfección, ataduras e ignorancia. Esta conciencia quiere permanecer aquí en la tierra. Obtiene la alegría en lo finito: en la familia, en la sociedad y en los asuntos humanos. La Conciencia Divina se compone de Paz, Dicha, Poder divino, etcétera. Su naturaleza es expandirse constantemente. La conciencia humana siente que no existe nada más importante que el placer terrenal. La Conciencia Divina siente que no existe nada más importante y significativo que la Alegría y la Dicha celestiales sobre la tierra. La conciencia humana trata de convencernos de que no estamos para nada cerca de la Verdad o la plenitud; intenta hacernos sentir que Dios se encuentra en otro lugar, a millones de kilómetros de distancia. Mas la Conciencia Divina nos hace sentir que Dios está justo aquí, dentro de cada aliento de vida, dentro de cada latido del corazón, dentro de cada persona y cada cosa que nos rodea.La conciencia humana nos hace sentir que podemos existir sin Dios. Cuando se halla en la ignorancia profunda, la conciencia humana siente que no hay necesidad de Dios. Vemos a millones y billones de personas que no rezan ni meditan. Ellas sienten: «Si Dios existe, está bien; si no existe, no perdemos nada». Aunque puedan utilizar el término «Dios» a tiempo y a destiempo, no se interesan por la realidad, por la existencia de Dios, ya sea en el Cielo o ya sea en sus vidas terrenales cotidianas.
Pero la Conciencia Divina no es así en absoluto. Incluso la limitada conciencia divina que poseemos nos hace sentir que en todo momento hay una suprema necesidad de Dios. Nos hace sentir que estamos en la tierra precisamente porque Él existe. Y cuando alimentamos pensamientos divinos, la Conciencia Divina nos hace sentir que es Él quien nos está inspirando a abrigar estas divinas ideas. En todo, la conciencia divina nos hace sentir que hay un propósito divino, un objetivo divino, un ideal divino, una meta divina. En la conciencia humana ordinaria no hay ningún propósito, ninguna meta positiva; es solo un elefante enloquecido corriendo desbocado.
En la conciencia divina siempre hay una meta, y esa meta está siempre trascendiéndose a sí misma. Hoy consideramos algo como nuestra meta, pero cuando alcanzamos su umbral nos sentimos inmediatamente inspirados a ir más allá de ella. Esta se convierte en un hito hacia una meta superior. Sucede así porque Dios está constantemente trascendiéndose. Dios es ilimitado e infinito pero está trascendiendo incluso Su propia Infinitud. Puesto que Dios está siempre progresando, nosotros también estamos progresando cuando nos hallamos en la Conciencia Divina. En la Conciencia Divina todo está expandiéndose constantemente y volviéndose una Luz más elevada y más colmadora.