Pregunta: ¿Cómo podemos superar el miedo?

Sri Chinmoy: El miedo puede estar en el físico, en el vital, en el mental e incluso en el corazón. En primer lugar, uno ha de saber dónde está surgiendo el miedo. Si hay miedo en el burdo plano físico, la persona debería concentrarse en el chakra del ombligo. Si puede concentrarse en el centro del ombligo y ser uno con la fuerza vital, la energía de vida en el físico, puede conquistar este miedo.

Si se quiere conquistar el miedo en el vital, uno debe concentrarse en su propio ser interno. Esto es difícil para los principiantes, por eso les digo que deberían tratar de expandir el vital dinámico en sí mismos. Tenemos dos tipos de vital: uno agresivo y otro dinámico. El vital dinámico quiere crear algo rápidamente de una manera divina, de una manera iluminada. Por tanto, si podemos concentrarnos en ese vital, o enfocar nuestra atención en ese vital, expandimos nuestra conciencia en el vital. Entonces no puede haber miedo alguno.

Para conquistar el miedo en la mente, hay que vaciarla a diario. La mente está llena de duda, oscuridad, ignorancia, recelo, y otras cosas así. Temprano en la mañana, durante diez minutos aproximadamente, puedes intentar no tener pensamientos de ningún tipo —buenos, malos, divinos o no-divinos. Si viene un pensamiento, trata de aniquilarlo. Después de algún tiempo, permite que entren únicamente los pensamientos divinos que son tus amigos. Al principio no sabes quién es tu amigo y quien es tu enemigo, por eso debes ser prudente. Pero más adelante, puedes dejar que entren solo tus amigos. Tus amigos son los pensamientos divinos, los pensamientos positivos, los pensamientos iluminados. Estos pensamientos indudablemente conquistarán por ti el miedo en la mente. Siente que tu mente es como un recipiente; primero lo vacías y luego aguardas a que la Paz, la Luz y la Dicha desciendan. Pero si no vacías primero el recipiente, la Paz, la Luz y la Dicha no podrán entrar.

¿Por qué existe miedo en el físico, en el vital y en la mente? Precisamente porque no queremos expandir nuestra conciencia. Yo estoy separado de ti. Tú estás separado de mí. Por esa razón, yo tengo miedo de ti y tú tienes miedo de mí. Pero cuando realizamos lo Altísimo, sentimos de inmediato que el universo entero nos pertenece. Solo en la expansión podemos expeler el miedo. Si expandimos nuestra conciencia, nos volvemos uno con los demás. Sentimos que les pertenecemos y que ellos nos pertenecen. ¿Cómo podemos temer a alguien cuando representamos a la divinidad en la humanidad y los demás representan la misma divinidad en la humanidad? Así no puede haber temor alguno.

El corazón aspirante no tiene miedo, pero el corazón no aspirante sí lo tiene. El corazón aspirante tiene una llama —una llama ardiente que asciende hacia lo más alto. Donde hay luz, no puede haber temor. Pero, para conquistar el temor en el corazón que no aspiran, has de recurrir directamente del alma. Cuando meditas en el centro del corazón, cada vez que inhalas, intenta sentir que estás excavando hacia dentro. No se trata de una excavación violenta, sino un sentimiento divinamente intensificado en tu corazón de que estás profundizando cada vez más en tu interior. Cada vez que inhalas, siente que estás yendo profundo en tu interior. Si lo haces con regularidad, al cabo de unos días o meses, estás llamado a sentir una ligera punzada o un ínfimo sonido. Cuando oigas el sonido, intenta ver si está siendo causado por algo o si es espontáneo. Necesitamos dos manos para aplaudir, pero en el corazón el sonido no se produce por dos cosas que se golpean entre sí; es automático, espontáneo. Cuando puedas sentir ese tipo de sonido dentro, como un gong celestial, superarás inevitablemente el miedo en tu corazón no aspirante.