Pregunta: ¿Cómo puedo ganar la batalla que tiene lugar dentro de mí entre la luz y la oscuridad?

Sri Chinmoy: En nuestra existencia interna estamos constantemente luchando con la verdad y la falsedad. Sucede muchas veces que no seguimos a la verdad, a pesar de conocerla, porque sentimos que sería extremadamente difícil, mientras que algo que no es verdadero puede ser más conveniente para nuestras necesidades externas actuales. En ese momento, cometemos la mayor equivocación.

Si consideramos la falsedad como algo nuestro, ¿qué sucede? La verdad permanece callada. Pero si estamos anhelando seguir la verdad, la falsedad viene y nos golpea, nos insulta, nos desanima. Al mismo tiempo, la verdad no está excesivamente impaciente por reivindicarnos, ya que ha visto que numerosas veces hemos tocado sus pies y hemos prometido escucharla, pero una y otra vez no ha sido más que palabrería. Decimos que seguiremos el camino de la verdad, pero al momento siguiente vamos y escuchamos a la falsedad porque obtenemos más placer allí. La verdad ha oído nuestras falsas promesas cientos y miles de veces.

Cuando realmente intentamos cumplir la promesa que hicimos a la verdad, tal vez sintamos a la falsedad tirar de nuestra mente. «¿Adónde vas?» —le dice—. «Prometiste quedarte siempre conmigo». Pero si llega el día en que la verdad ve que somos absolutamente sinceros, entonces luchará muy poderosamente contra la falsedad. Y si llegamos a ser totalmente uno con la verdad, veremos que todas las fuerzas oscuras que hay dentro y alrededor nuestro, no tienen otra opción que rendirse.

Asimismo, algunas personas suplican sinceramente por la luz pero sin resultados satisfactorios, sencillamente porque la Hora destinada de Dios no ha llegado aún. Si un sembrador siente que debería obtener una abundante cosecha el mismo día en que comienza a trabajar su tierra, se disgustará y abandonará el campo cuando no vea resultado alguno después de unas pocas semanas de esfuerzo sincero. Aunque la sinceridad es importante, el tiempo es también un gran factor; el campo únicamente puede producir frutos satisfactorios en el tiempo propio de Dios. Nuestro sentido del tiempo y el sentido del tiempo de Dios no necesariamente tienen porque ser, y muy a menudo no son, el mismo. Cuando estamos entregados al cien por cien, sentiremos que si no estamos obteniendo resultados satisfactorios, vamos a esperar por siempre la Hora de Dios. Pero si no estamos entregados, no aceptaremos la Voluntad de Dios; nos deprimiremos, nos descorazonaremos y abandonaremos la batalla, y ciertamente seremos los perdedores.

Lo que necesitamos es luz; pero si la luz no viene, debemos estar dispuestos a esperar una Eternidad para que la Luz infinita recargue nuestro ser interno y externo. Entonces, la falsedad sentirá inmediatamente que estamos dispuestos a esperar millones de años a fin de bañarnos en el mar de la Luz, y perderá su interés en nosotros. Si Dios lo quiere, puede darnos lo que queremos de una vez, pero si siente que este no es el momento apropiado, debemos esperar. Entonces, si tenemos paciencia, la cual es en sí misma la extensión de la luz o de la conciencia, podemos sentir que estamos aumentando la luz que tenemos y la luz que está entrando en nosotros.