Apego y desapego

Del cuerpo obtenemos el mensaje del apego. Del alma obtenemos el mensaje del desapego. El cuerpo es limitado; de ahí que el cuerpo quiera ceñirnos y limitarnos. Quiere atar y limitar nuestra capacidad exterior y nuestro potencial interior.

El alma es ilimitada e inagotable en potencial y capacidad; por tanto, el alma quiere liberarnos de las redes de la ignorancia y libertarnos de la noche de cautiverio.

¿Qué es el apego? El apego es la danza de nuestro placer externo.

¿Qué es el desapego? El desapego es el canto de nuestra alegría interna.

El apego acaba en la celda-prisión de la frustración y la destrucción.

El desapego se colma a sí mismo en el palacio de la Divinidad y la Inmortalidad.

Soy un tonto si vivo conscientemente en el físico. Soy más tonto si admiro y adoro constantemente mi cuerpo físico. Soy el mayor de los tontos si vivo únicamente para satisfacer las necesidades de mi existencia física.

Soy una persona sabia si sé que hay algo llamado alma. Soy una persona más sabia si me preocupo por ver y sentir mi alma. Soy la persona más sabia, si vivo en mi alma y para mi alma constantemente, fervorosamente, sin reservas ni condiciones.

Cuando estamos apegados al cuerpo, en seguida nos volvemos impulsivos. Cuando estamos apegados al vital, muy pronto nos volvemos explosivos. Cuando estamos apegados a la mente física, finalmente nos volvemos destructivos.

Pero cuando estamos en el cuerpo y desapegados, sentimos conscientemente nuestra conciencia aspirante. Cuando estamos en el vital y desapegados, ampliamos y ensanchamos nuestra conciencia aspirante. Cuando estamos en la mente y desapegados, colmamos supremamente nuestra conciencia ilimitada aquí en la tierra.

Por desgracia, muchas personas se equivocan al sentir que el apego y la devoción son una misma cosa. Pero el apego significa que estamos en lo finito y apegados a lo finito, y la devoción significa que nos consagramos a lo Infinito y somos liberados por lo Infinito.

A menudo el desapego es mal interpretado; los buscadores espirituales piensan que estar desapegado de alguien significa mostrarle total indiferencia, hasta el punto de la completa ignorancia. Pero esto no es desapego verdadero. Cuando somos indiferentes, no hacemos nada por la persona; no tenemos nada que ver con su alegría o su tristeza, con su logro o su fracaso. Pero cuando estamos verdaderamente desapegados, trabajamos para ella devota y desinteresadamente, y ofrecemos los resultados de nuestras acciones a los Pies del Señor Supremo, nuestro Piloto Interno.

No importa si el resultado es un éxito o un fracaso. Si no estamos apegados en absoluto a los resultados, obtenemos una inmediata expansión de la conciencia. Si no nos preocupa el fruto de nuestra acción, el Supremo nos recompensa a Su propia manera.

Si trabajamos de una forma devota y desinteresada, la acción no nos ata. No habrá dificultad alguna en trabajar por amor a Dios si lo hacemos sin que nos importe el resultado. Esto es verdadero desapego; esto es desapego espiritual. Cuando podemos renunciar a la acción no iluminada, sin aspiración, podemos entrar en la acción divina, que es nuestra vida real; y en esta siempre hay plenitud.