La experiencia interna de la luz
La experiencia externa de la Luz es inspiración inmediata.La experiencia interna de la Luz es aspiración eterna.
Con la inspiración corremos hacia el más lejano Más Allá. Con la aspiración, devenimos en la Meta del Más Allá que continuamente se trasciende.
La experiencia externa de la Luz es la transformación de los vinculantes deseos en libertad emancipadora. La experiencia interna de la Luz es la transformación del destino de la tierra en el Rostro de Dios.
La experiencia externa de la Luz es necesaria para construir el Palacio de la Verdad trascendental en la Tierra. La experiencia interna de la Luz es esencial para observar y disfrutar la Danza cósmica de la Realidad, la Divinidad y la Inmortalidad.
La Realidad es el soñador en nosotros. La Divinidad es el amante en nosotros. La Inmortalidad es el colmador en nosotros.
El soñador sueña y actúa. El amante ama y deviene. El colmador llena y trasciende.
En nuestra existencia espiritual descubrimos que bastantes partes de nuestro ser imploran la experiencia interna de la Luz; pero entre ellas hay dos que realmente están intentando obtener esa experiencia. Estos dos miembros de nuestra existencia interna son la mente y el corazón —la mente inquisitiva y el corazón aspirante—. La mente inquisitiva y el corazón aspirante llegan juntos hasta la Luz trascendental, la Luz Suprema, y dicen: «Oh Luz del Supremo, sálvanos, ilumínanos. Estamos muy separados, pero queremos vivir juntos. Queremos volvernos inseparables».
La Luz responde: «Eso es bastante fácil. Satisfaré vuestro deseo. Pero quisiera haceros una pregunta a cada uno. Mente, dime, ¿Cuál es tu mejor cualidad?».
La mente vacila y responde: «Quieres que te diga mi mejor cualidad, ¡pero no tengo buenas cualidades! Mi mejor cualidad es mi estupidez».
La Luz consuela a la mente, diciendo: «¡Oh, no!, Tu mejor cualidad es tu sentido de inmensidad ilimitada. Tu sentido de inmensidad ilimitada, oh mente, es tu mejor cualidad».
Entonces la Luz le pregunta al corazón: «¿Cuál es tu mejor cualidad?».
El corazón responde espontáneamente: «Yo tampoco tengo buenas cualidades. Si tengo que decirte cuál es mi mejor cualidad, siento que es mi inseguridad; porque nunca estoy seguro de mí mismo».
La Luz consuela al corazón y le dice: «¡No! Tu mejor cualidad es tu unidad universal. Tu unidad universal, oh corazón, es tu mejor cualidad».
La Luz le pregunta a la mente: «¿Tienes alguna idea de cuán lejos te encuentras de tu meta?».
La mente responde: «No tengo la menor idea. Pero siento que estoy muy lejos de mi Meta, más que lo más alejado».
La Luz dice: «Oh mente inquisidora, puedes acercar tu lejanísima Meta justo hasta dentro de ti, si puedes una sola vez sentir que tu existencia misma sobre la Tierra es para la Realidad suprema y para la Verdad absoluta».
La Luz le pregunta al corazón: «Corazón, ¿Cuán lejos te encuentras de tu Meta?».
El corazón responde: «Siento que mi Meta está muy próxima, justo delante de mí. Pero, por desgracia, para mi completo asombro y tristeza, no la veo. Si no la veo cara a cara, mi sentimiento no tiene convicción. Primero quiero ver de hecho mi Meta enfrente de mí, y luego quiero devenir en mi Meta».
La Luz le dice al corazón: «Corazón, puedes ver tu Meta justo delante ti y puedes devenir inmediatamente en tu Meta, si puedes descubrir la verdad eterna de que tu existencia en la Tierra procede directamente de la Existencia eterna del Supremo y tú eres parte integrante del Supremo. Oh corazón, cuando has descubierto esta verdad —que eres del Supremo— inevitablemente verás la Meta justo enfrente de ti».
Ahora, la mente le pregunta a la Luz: «Oh Luz, dime, por favor, si he hecho algo que te haya disgustado».
La Luz dice: «Sí, has desperdiciado el tiempo. Cuando desperdicias tontamente el tiempo, me disgustas profundamente».
«¿Cómo puedo dejar de malemplear el tiempo?».
«Puedes dejar de desperdiciar el tiempo si crees en mi Realidad iluminadora y si crees que necesito tu servicio sin reservas para mi plena manifestación sobre la tierra. Si crees en mi iluminación y si crees en que necesito urgentemente tu asistencia, dejarás de malgastar el tiempo».
El corazón le pregunta a la Luz: «O Luz, ¿he hecho algo que te haya disgustado?».
«Sí, me has disgustado al perder el tiempo, y todavía estás perdiendo el tiempo sin piedad. Por eso estoy disgustada contigo. Puedes dejar de perder tu tiempo si crees en mi Realidad iluminadora y si crees que necesito tu servicio dedicado, tu servicio fervoroso, para mi inmediata y permanente manifestación sobre la tierra».
«Oh mente, oh corazón, si me escucháis, si colmáis mis necesidades, ambos podéis permanecer juntos para siempre, inseparablemente».
La mente dice a la Luz: «Oh Luz, te doy mi palabra de honor: estaré a tu servicio; colmaré tu manifestación».
El corazón dice a la Luz: «Oh Luz, te serviré sin reservas y sin condiciones para tu inmediata y permanente manifestación sobre la tierra».
Cuando tenemos la experiencia interna de la Luz, comprendemos que lo finito puede encarnar y revelar lo Infinito, y al mismo tiempo, que lo Infinito puede manifestar su Infinitud, su Eternidad y su Inmortalidad en y a través de lo finito. Cuando tenemos la experiencia interna de la Luz, sentimos la necesidad constante de saber si estamos trabajando para Dios, si nos estamos poniendo constantemente del lado de Dios o si Dios se está poniendo de nuestro lado. Tras haber tenido la experiencia interna de la Luz, siempre queremos ponernos del lado de Dios. No queremos ni permitimos que Dios se ponga de nuestro lado. Esta es la experiencia que trasciende todas las demás experiencias. Un buscador del más alto grado, e incluso un Yogui o un Maestro espiritual del más alto grado pueden a veces pedirle al Supremo que se ponga de su lado. Pero cuando alguien ha tenido la plena experiencia interna de la Luz infinita, toma siempre el lado del Supremo.
En la vida ordinaria, muchas personas sienten que en la tierra no hay felicidad alguna, y así pues lo mejor es vivir sin felicidad. Pero un Maestro espiritual no coincide con ellas; él les pide tener la experiencia interna de la Luz tan solo una vez. Si uno tiene la experiencia interna de la Luz, su vida es todo felicidad. Cada día es felicidad, cada hora es felicidad, cada minuto es felicidad, cada segundo es felicidad para esa persona.
En la vida ordinaria, muchas personas piensan que no hay amor colmador en la tierra. Reivindican que solo existe un tipo de amor, el amor que nos ata, el amor que encadena nuestras manos y esposa nuestros corazones. Pero un Maestro espiritual les dice: «No, hay algo llamado amor real, amor divino, el amor que libera, el amor que perfecciona las imperfecciones humanas, el amor que colma. Puedes tener este amor si has tenido un ápice de la experiencia interna de la Luz. La experiencia interna de la Luz nos dice que la vida humana es una constante carencia insatisfactoria, mientras que la vida divina es un constante logro colmador y satisfecho. Antes de tener la experiencia interna de la Luz, tratamos de vivir en la tierra y tenemos la esperanza de llegar a vivir en el Cielo en el futuro. Pero una vez que hemos tenido la experiencia interna de la Luz, vivimos de hecho en el Cielo sobre la tierra; vivimos en el corazón del Tiempo eterno y en el regazo de la Inmortalidad».