Pregunta: ¿Qué cosas prácticas puedo hacer durante la concentración y la meditación para ver la Luz divina?

Sri Chinmoy: Estás utilizando la palabra «prácticas». Aquí, quiero decir que la concentración es práctica; la meditación es práctica. Tenemos que saber que Dios, el cual es todo Luz, es natural. Solo lo natural puede ser práctico y además practicable. Por tanto, a partir de ahora, siente por favor que la concentración es algo natural en tu vida. La meditación es también algo natural en tu vida. Siente que cuando no meditas, estás haciendo algo antinatural, anormal, inusual, porque dentro de ti está Dios y el resplandor de la Luz divina.

Quieres ver la Luz. Estás tratando de entrar en la vastedad de esta Luz, o bien hacer salir la Luz que ya tienes. ¡Maravilloso! Pero hay muchas personas que temen a la Luz. Dicen que quieren la Luz, pero en cuanto la Luz viene a ellas, sienten que van a quedar expuestas. Sienten que si pueden esconderse en un cuarto oscuro, estarán en condiciones de ver el mundo y emitir su juicio sin que nadie pueda verlas. Esta es su esperanza. Por eso, sienten que su oscuridad es una especie de seguridad y salvaguarda. Cuando la Luz llega y se dispone a entrar en ellas, sienten que todas sus debilidades y limitaciones, todas sus ideas negativas y pensamientos negativos van a quedar expuestos. Pero la función misma de la Luz es iluminar, no exponer; transformar nuestros pensamientos negativos y destructivos en pensamientos positivos y afirmativos.

Quieres saber cómo puedes recibir la Luz o hacer aflorar la Luz. Para eso necesitas preparación ¿Y cuál es esa preparación? La preparación es tu concentración pura, tu meditación pura. Cuando inicies tu meditación o concentración, procura sentir que has venido de la Luz y que te hallas dentro de la Luz. No se trata de tu imaginación; no es tu alucinación mental. ¡Ni mucho menos! Es una verdad real, sólida y concreta: tú encarnas la Luz y tú eres la Luz misma. Verás que hay un fluir espontáneo de Luz desde dentro. Primero lo sentirás dentro de tu corazón; luego lo sentirás en tu frente, en el tercer ojo; y finalmente lo sentirás en todas partes.

Hay otra manera de ver la Luz. Al respirar, cuando inhalas, trata de sentir que estás inhalando algo que está purificando todo lo que debe ser purificado en ti y, al mismo tiempo, energizando todo lo que está débil en ti. Al comienzo, hay varias cosas en tu interior que han de ser purificadas. Hay varias cosas que están hambrientas. Por tanto, cuando sientes que las estás alimentando, energizando y purificando al mismo tiempo, verás que la Luz se vuelve absolutamente natural.

Puesto que has aceptado nuestro camino, mira por favor mi frente en mi foto trascendental. Verás Luz y sentirás esa Luz también dentro de ti, porque hay una única Luz y esa Luz es Dios. Él está operando en mí, en ti, en todos. Pero en mi caso, puedo verla conscientemente y hacer que otros la sientan. Así pues, si te concentras en mi foto trascendental y repites fervorosamente la palabra «Luz» cincuenta, sesenta, cien veces, te aseguro que vas a ver la Luz —ya sea azul, blanca, dorada, roja o verde— porque desde mi conciencia trascendental estoy preparado para ofrecer Luz a todo el que la quiera sinceramente. Este es un secreto que te estoy revelando.

Los jueves, en el Centro de Nueva York, cuando te sientas frente a mí, puedes concentrarte en mi frente cuando estoy en meditación profunda. Tómate tu tiempo y repite la palabra «Luz» en silencio mientras tratas de sentir que has formado un puente entre tú y yo. Entonces sentirás continuadamente que estás entrando en mí y yo estoy entrando en ti. No tienes que meditar durante cuatro horas o diez horas. ¡No! En cuestión de minutos, si tienes un sentimiento profundo de unidad conmigo, sin duda vas a ver Luz. Esto podré hacerlo por ti y por otros aspirantes sinceros que son mis estudiantes y discípulos. Por los demás no podré hacerlo, porque no me ha aceptado como suyo.

Para el aspirante sincero, no es nada difícil ver la Luz. Pero a quienes desean ver la Luz por curiosidad quizá Dios se la niegue, ya que solo quieren ver y no devenir en la Luz. Sin embargo, a pesar de su reticencia, a pesar de que no crean en Dios, si Él quiere que yo les muestre Luz, puedo hacerlo. Es Dios quien sabe qué es lo mejor para nosotros. En tu caso, hoy verás la Luz y mañana aspirarás a devenir en ella. Esto es lo que hace un aspirante: hoy ve la Meta, mañana la alcanza y pasado mañana se convierte en ella. Así pues, inténtalo; yo te ayudaré.