El deleite
El Deleite es el origen de la existencia. El Deleite es el significado de la existencia. El Deleite es el lenguaje de la Infinitud, la Eternidad y la Inmortalidad.El Deleite fue nuestro pasado interior. El Deleite es nuestro presente interior. El Deleite será nuestro futuro interior. No importa si nuestra mente exterior no comprende o no se preocupa por comprender esta verdad autorreveladora.
El Deleite no es la satisfacción de la mente, el vital y el cuerpo. Es algo más profundo, más elevado y más puro. El Deleite no necesita ninguna ayuda externa para existir. Existe por sí mismo, se revela a sí mismo y se colma a sí mismo. El Deleite es el puente divino entre la Paz y el Poder, entre la Luz y la Verdad, entre el Sueño no manifestado de Dios y Su Realidad manifestada.
La agresiva, dinámica y aparentemente conquistadora excitación vital, no es Deleite. El Deleite está cargado de una conciencia creativa que a es la vez energizadora, colmadora y colmada en sí misma.
Dios y yo somos uno cuando alcanzo a Dios a través del Deleite en el plano de Deleite. Dios es la totalidad y yo soy una porción de Él cuando Lo alcanzo a través del Deleite de mi alma. Dios es el Barquero y yo soy la barca cuando alcanzo a Dios a través del Deleite aquí en la tierra. Solo en el Deleite puede un aspirante ser fiel a su ser más íntimo. Solo en el Deleite puede sentir y comprender a qué se asemeja Dios. Las personas hablan de Dios veinticuatro horas al día, pero ni siquiera por un segundo Lo sienten, y mucho menos Lo comprenden. Solo si la vida externa de un individuo puede nadar en el mar de Deleite de su alma, sentirá la Presencia de Dios y comprenderá a Dios en Su Visión cósmica y en Su Realidad absoluta. El plano del Deleite es elevado, muy elevado, el más elevado. Con nuestra conciencia iluminada ascendemos a ese plano y quedamos embelesados en nosotros mismos. Habiendo atravesado los corredores del silencio y el trance sublimes, devenimos uno con el Supremo.
La Infinitud sin el Deleite sería como la creación sin un Creador, lo cual es absurdo.
El Deleite sin la Infinitud sería como el Creador sin la creación, lo cual es igualmente absurdo.
El Deleite es autocreación y autoexperiencia. El Deleite en lo Más Elevado, en lo Altísimo absoluto, se conoce como Ananda Purusha. Allí el Deleite es Infinitud, Eternidad e Inmortalidad. Hay otro tipo de Deleite, llamado ananda atma, en el que, desde el Deleite infinito, el Deleite toma apariencia y forma. En la conciencia terrenal, el Deleite es llamado ananda atma.
Cuando el Deleite desciende gradualmente en la oscura, impura, apagada e imperfecta naturaleza humana para transformarla, se encuentra con una constante resistencia. Vemos entonces que el Deleite pierde su poder, debido a la abundante ignorancia, y el placer efímero adquiere una gran importancia. En lo Más Elevado, la triple conciencia de Sat-Chit-Ananda: la Existencia, la Conciencia y el Deleite van de la mano. Pero cuando quieren manifestarse, lo hacen únicamente a través del Deleite. Cuando el Deleite desciende, el primer escalón que pisa se llama la supermente. La supermente no es algo un poco superior a la mente; no. Es infinitamente más elevada que la mente. No es «mente» en absoluto, aunque se emplee ese término. Es la conciencia que ya ha trascendido las limitaciones de lo finito. Allí se inicia la creación. Un escalón más abajo comienza la forma. Este escalón se llama sobremente. Aquí comienza la multiplicidad en una forma individual. El siguiente escalón es la mente intuitiva; con la mente intuitiva vemos la multiplicidad en una forma colectiva. Con la intuición lo vemos todo al instante. Podemos ver muchas cosas a la vez. Desde la mente intuitiva, el Deleite entra en la mente propiamente dicha. Esta mente ve cada objeto por separado pero, aunque lo vea todo separadamente, no intenta dudar de la existencia de cada objeto. Luego, el Deleite entra en la mente física —es decir, la mente gobernada por lo físico—. Esta mente ve cada objeto separadamente; y además duda de la existencia de cada objeto. La duda real comienza aquí, en la mente física. Tras haber descendido por todos los niveles de la mente, el Deleite entra en el vital. En el vital vemos la fuerza dinámica o la fuerza agresiva. La fuerza que vemos en el vital interno, o vital sutil, es la fuerza dinámica; la fuerza que vemos en el vital externo es la agresiva. Desde el vital, el Deleite entra a lo físico. Hay dos tipos de plano físico: el físico sutil y el físico propiamente dicho. En el físico sutil, el Deleite está todavía descendiendo, y es posible que aún seamos conscientes de ello. Pero en el físico sutil no podemos poseer o utilizar la verdad; solo podemos verla, como un mendigo mirando a un multimillonario. Finalmente, cuando llegamos al plano físico denso, allí no hay Deleite en absoluto. El Deleite desciende, pero no vemos ni siquiera un ápice de ello en el físico denso. ¿Qué podemos hacer entonces? Podemos entrar en el alma con la fuerza de nuestra aspiración y el alma nos llevará conscientemente al plano más elevado, a la Existencia-Conciencia-Deleite. En ese momento, nuestro viaje puede devenir consciente; hemos entrado en la triple conciencia y podemos comenzar a descender de manera consciente a la supermente, a la sobremente, a la mente intuitiva, a la mente propiamente dicha, a la mente física, al vital y al físico. Cuando tenemos éxito en el físico, es decir, cuando podemos hacer descender el Deleite desde el plano más elevado y el físico puede absorber y utilizar este Deleite, la vida del placer termina. En ese momento, llegamos a darnos cuenta de la diferencia entre la vida del placer y la vida del Deleite. La vida del placer va seguida de la frustración y la destrucción. La vida del Deleite es continuo crecimiento, continua plenitud, continuo logro y continua manifestación de Dios a la manera propia de Dios. Sin la Dicha, el hombre es una superficialidad externa. Con la Dicha, el hombre es una colmadora realidad interna y externa. Sin la Dicha, el hombre es un canto de frustración y destrucción. Con la Dicha, el hombre es plenitud constante y perfección constante.