Una tentación no es más que…

Una tentación no es más que una especie de prueba; si pasamos estas pruebas, devenimos uno con Dios. Al principio, Dios solo va a mirar y observar. Si, por un lado, decimos externamente que no queremos permanecer con la ignorancia pero, por otro lado, secretamente, disfrutamos regodeándonos en los placeres terrenales, entonces Dios sencillamente permanece en silencio. Tal vez digamos que no queremos comer el alimento-ignorancia, pero al mismo tiempo continuamos comiéndolo. En este caso, estamos actuando como el camello; el camello se come las espinas del cactus y su boca sangra. Dirá que jamás comerá estas espinas otra vez, pero poco después vuelve a hacer lo mismo. Igualmente, algunos de nosotros decimos que no queremos seguir con la ignorancia, pero al momento siguiente nos hacemos otra vez sus más íntimos amigos. Pero si Dios ve que estamos tratando sinceramente de aprobar nuestro examen, nos dará enseguida la capacidad para hacerlo. Cuando Él siente que realmente no queremos relacionarnos con la ignorancia, que no queremos tener nada más que ver con ella, nos da infinito poder y fuerza internos para salir de la ignorancia. Dios nunca nos pone a prueba; Dios nunca nos tienta. Él simplemente nos dará la fuerza interna para conquistar las tentaciones. La Compasión misma de Dios es nuestro mayor poder. Pero recibimos Su Poder solo cuando somos sinceros. La ayuda de Dios, al igual que la luz del sol, está ahí para todos. Si alguien mantiene sus puertas y ventanas abiertas, recibe la luz del sol en su habitación. Pero si las cierra, la luz del sol no puede entrar. Así pues, la Compasión divina de Dios está cayendo como la lluvia constantemente, pero nosotros hemos de mantener abierta la puerta del corazón. Solo así podremos salir de la ignorancia.