Pregunta: ¿Cree usted que un aspirante tiene la necesidad de un Guru vivo a fin de realizar a Dios?

Sri Chinmoy: Un Guru vivo no es absolutamente indispensable para realizar a Dios. La primera persona en la tierra que realizó a Dios, la primera alma realizada, no tuvo ningún Guru humano. Solo tuvo a Dios como Guru.

Sin embargo, si tienes un Guru, eso facilita tu progreso espiritual. Un Guru es un tutor privado en la vida espiritual. Hay una gran diferencia entre un tutor privado y un maestro ordinario. Un maestro ordinario mirará la hoja del estudiante y le pondrá una calificación. Examinará al estudiante y luego lo aprobará o lo suspenderá. Pero el tutor privado no es así; este anima e inspira al estudiante en su casa para que pueda pasar el examen. En todo momento durante el viaje de la vida, la ignorancia trata de probarte, examinarte y torturarte, pero este tutor privado te enseñará a pasar el examen muy fácilmente. La tarea del maestro espiritual es la de inspirar al buscador e incrementar su aspiración para que pueda realizar lo Más Alto a la Hora escogida por Dios.

Para aprender cualquier cosa en este mundo, al principio necesitamos un maestro. Para aprender el abecedario necesitamos un maestro; para aprender matemáticas avanzadas, necesitamos un maestro. Es posible que el maestro sea necesario por un momento, por un año o por muchos años. Es absurdo sentir que para todo en la vida necesitamos un maestro, pero no para la Realización de Dios. Igual que necesitamos maestros para nuestro conocimiento externo, para iluminar nuestro ser externo, también necesitamos un Maestro espiritual para que nos ayude y nos guíe en nuestra vida interna, especialmente al comienzo. De lo contrario, nuestro progreso será muy lento e incierto. Podemos llegar a estar terriblemente confusos. Tal vez tengamos experiencias altas, elevadas, pero no las comprendamos o no creamos en ellas. Puede que las dudas eclipsen nuestras mentes y digamos: «Tan solo soy una persona común, ¿cómo puedo tener esta clase de experiencias? Tal vez me estoy engañando a mí mismo». O quizá se lo contemos a nuestros amigos, y estos digan: «Es todo una alucinación mental. Olvida la vida espiritual». Pero si hay alguien que conoce lo que es la Realidad, te dirá: «No actúes como un necio. Las experiencias que has tenido son absolutamente reales». Él maestro anima al buscador, le inspira, y le da las explicaciones adecuadas de sus experiencias. O, si el buscador está haciendo algo mal en su meditación, el Guru estará en condiciones de corregirlo.

Un alma entra en un cuerpo humano y el ser humano completa su primer año de existencia, su segundo año, y así sucesivamente. Durante ese tiempo, sus padres le enseñan a hablar, a comer, a vestirse, a comportarse. El niño aprende todo de sus padres. Los padres desempeñan su papel en los años formativos. De modo similar, en la vida espiritual, el Maestro enseña al estudiante a rezar, a meditar, a contemplar. Entonces, cuando el estudiante aprende a profundizar en su interior, puede hacer todo eso por sí solo.

¿Por qué va alguien a la universidad pudiendo estudiar en su casa? Porque sabe que tendrá la instrucción experta de personas que conocen bien las materias. Ahora bien, sabes que ha habido unos cuantos —muy, muy pocos— hombres de verdadero conocimiento que no fueron a ninguna universidad. Sí, hay excepciones. Cada regla admite excepciones. Dios está en cada uno, y si un buscador siente que no necesita la ayuda humana, bienvenido sea a probar él solo su capacidad. Pero si alguien es lo bastante sabio y quiere correr hacia su Meta en vez de tropezar o meramente caminar, entonces, ciertamente, la ayuda de un Guru puede ser considerable.

Ahora mismo estoy en Londres. Sé que Nueva York existe y sé que tengo que regresar allí. ¿Qué necesito para ir allí? Un avión y un piloto. Aunque sé que Nueva York existe, no puedo ir allí por mi cuenta. Igualmente, sabes que Dios existe. Quieres alcanzar a Dios, pero alguien tiene que llevarte hasta Él. Igual que el avión me lleva hasta Nueva York, alguien tiene que llevarte hasta la Conciencia de Dios que está en lo profundo de tu ser. Alguien tiene que enseñarte a entrar en tu propia divinidad, que es Dios.

Un Maestro espiritual acude a ti con una barca, y te dice: «Ven. Si quieres ir a la Ribera Dorada, te llevaré. Es más, una vez que entres en mi barca, puedes cantar, puedes bailar, puedes incluso dormir en ella; pero yo te llevaré con seguridad hasta la Meta». Si dices que no necesitas ayuda de nadie, si quieres nadar solo atravesando el mar de la ignorancia, eso depende de ti. Pero, ¿cuántos años, cuántas encarnaciones te llevará conseguirlo? Y además, después de haber nadado durante algún tiempo, es posible que te sientas totalmente exhausto y puedas ahogarte.

Si alguien se hace discípulo verdadero de un Maestro, no siente que él y su Guru son dos seres totalmente diferentes. No siente que su Guru está en la copa del árbol y él a los pies del árbol, lavando todo el tiempo los pies del Guru. ¡No! Él siente que el Guru es su propia parte más elevada. Siente que él y el Guru son uno, que el Guru es su parte más elevada y más desarrollada. Por eso, un verdadero discípulo no encuentra dificultad alguna en entregar su parte inferior a su parte superior. No está por debajo de su dignidad ser un devoto discípulo, porque sabe que tanto lo más elevado como lo más bajo son propiamente suyos.