¿Quién es más importante, el Guru o Dios?

Sucedió que un día un Maestro espiritual vio a dos de sus discípulos manteniendo una acalorada discusión. Casi se estaban peleando. Así que el Maestro se acercó y preguntó: «¿Qué pasa? ¿Por qué discutís y peleáis?». Ambos exclamaron: «¡Maestro, Maestro, ayúdanos! Necesitamos tu guía, necesitamos tu luz».

El Maestro dijo: «Si habláis los dos a la vez, no puedo hacer justicia para ninguno. Así que decidme uno de vosotros lo que os está molestando». Uno de ellos dijo: «Maestro, la causa de la contienda eres tú y nadie más». «¿Qué?».

El discípulo continuó: «Él dice que el Guru es más importante que Dios. Yo digo que eso es imposible, Dios es más importante. Él dice que el Guru es más importante porque el Guru muestra y prepara el camino, y luego conduce al discípulo hacia Dios. También dice que, aunque Dios cuida de todos, incluso de los que duermen y no aspiran, si uno quiere el afecto y la bendición inmediata de Dios, es a través del Guru como puede obtenerlo. Y que por eso el Guru es más importante. »Pero yo digo que no. Dios es quien le ha dado esta clase de amor y compasión al Guru; Dios es quien ha hecho del Guru un instrumento para ayudar a la humanidad. Por lo tanto, para mí, Dios es más importante. »Él dice que hay una Meta, pero si alguien no le conduce hacia esa Meta —siendo ese alguien su Guru—, entonces Dios permanecerá siempre muy alejado. Él dice: “La Meta puede estar allí, pero ¿quién me lleva hasta la Meta? Yo no puedo ir solo; no conozco el camino. Por tanto, mi Guru es más importante, porque la Meta no va a venir hasta mí”. »Y yo digo, no. La Meta es Dios. Si tu Guru te lleva hacia Dios, y luego Dios no se interesa por ti, ¿cuál es la importancia del mensajero? El Guru puede llevar a alguien hasta la Meta; pero si la Meta no se interesa por esa persona, entonces naturalmente el viaje es inútil. Un ser humano puede llevar a alguien hasta un Maestro, pero si el Maestro no está complacido con la persona que le han traído, no hay nada que hacer. Lo más importante no es quién ha llevado al discípulo, sino quién está complacido con el discípulo. Si Dios está complacido con alguien, eso es más que suficiente. »Él dice que si el Guru acepta a alguien como su discípulo querido, carga entonces sobre sus propios hombros el karma del discípulo. Cuando el padre sabe que su hijo ha hecho algo malo y quiere salvar al hijo, el padre toma el castigo sobre sí mismo. Esto es lo que hace el Guru. Pero Dios es el Padre Universal y Él trata con Su Ley cósmica. Si hacemos algo malo, Dios nos dará las consecuencias; seremos sancionados. Por eso él siente que el Guru es más importante, porque el Guru carga sobre sus propios hombros la sanción que el discípulo merece, mientras que Dios seguirá siempre Su Ley cósmica. »Pero yo digo que no. Dios no nos está castigando. Dios únicamente nos está dando experiencia. ¿Quién castiga a quién? Dios está teniendo Su propia experiencia en nosotros y a través de nosotros. Así pues, no estamos recibiendo ningún castigo, sino que más bien, Dios está disfrutando o sufriendo en nosotros y a través de nosotros. »Más aún, Dios existía antes de que el Guru entrase en el campo de la manifestación, y Dios continuará siendo Dios mucho después de que el Guru abandone el campo de la manifestación. El Guru vino de Dios y regresará a Dios, su Origen. Pero Dios es infinito y eterno. Nunca dejará de existir. Dios es el Todo; el Guru es Su encarnación temporal. »Guru, yo tengo la mayor devoción por ti. Aunque él diga que tú eres más importante que Dios y yo diga que Dios es más importante, tengo la mayor fe en ti. ¿Podrías por favor iluminarnos en este asunto?». El Guru dijo: «Mirad, si pensáis que el Guru es el cuerpo, entonces el Guru no es importante en absoluto. Si pensáis que el Guru es el alma, entonces el Guru y Dios son igualmente importantes; son uno y el mismo. Pero si sentís que el Guru es el Ser infinito, el Ser trascendental, entonces tenéis que sentir que no es el cuerpo del Guru ni el alma del Guru sino el Supremo en él lo que tiene suma importancia. El Supremo es el verdadero Guru, el Guru de todos. Si queréis separar el físico, el alma y el Ser trascendental en tres partes diferentes, jamás podréis realizar la Verdad más elevada. A fin de realizar la Verdad más elevada, deberíais servir al aspecto físico del Maestro, amar el alma del Maestro y adorar el Ser trascendental del Maestro. Lo más importante es ver en lo físico la luz ilimitada del Maestro; en el alma, la conciencia de su unidad inseparable con lo Altísimo; y en el Ser, la Liberación eterna. Solo entonces, el Maestro y Dios pueden devenir uno. »Dios y el Guru son igualmente importantes en el Juego eterno, en el Drama divino».