Pregunta: Respecto a la visión y su cumplimiento, ¿Cómo sabe uno que está teniendo la «visión» correcta?
Sri Chinmoy: ¿Te refieres a ti mismo o estás hablando en general? Si es por ti mismo, te lo puedo decir fácilmente: sé que en tu meditación hay veces que vas muy profundo y tu voz interna te dice, sin pensarlo, que algo ya ha sido hecho. Tu mente no viene a imponer sus ideas sobre dicha voz diciendo: «Si haces esto, quizá sea un error; no lo hagas, o tal vez suceda algo en el futuro; si lo haces… y si no lo haces…». La mente no interfiere. Puedes estar seguro de que cuando obtienes este tipo de visión en tu meditación profunda, es algo correcto y que traerá espontáneamente consigo su propio cumplimiento.Cada día, al iniciar nuestra jornada, construimos nuestro propio mundo; tomamos decisiones. Pensamos que las cosas han de hacerse de cierta manera: «Debo tratar con esta persona de tal manera. Tengo que decir esto. Tengo que hacer aquello. Tengo que dar esto». Todo es «yo, yo, yo». Pero en vez de tanta planificación, si podemos volver nuestras mentes absolutamente quietas y silenciosas, podemos conocer la Voluntad de Dios. Este silencio no es el silencio de un cuerpo muerto; es el silencio dinámico y progresivo de la receptividad.
Mediante el silencio total y la siempre creciente receptividad de la mente, se puede conocer la Voluntad de Dios. Cuando la mente humana opera con mucho poder, la Voluntad divina no puede funcionar. La Voluntad de Dios únicamente funciona cuando la mente humana no lo hace. Cuando la mente deviene un recipiente puro, el Supremo puede verter en ella Su Paz, Luz y Dicha infinitas.
Estamos construyendo y rompiendo constantemente nuestra casa mental. Pero, en lugar de hacer y romper la casa a nuestro antojo, si podemos vaciar nuestra mente, volverla quieta y silenciosa, entonces Dios puede construir Su Templo o Su Palacio en nosotros, a Su propia Manera. Y cuando Él haya construido Su Morada dentro de nosotros, dirá: «La he construido para que tú y Yo residamos aquí juntos. Yo la he construido, pero no es solo Mía. También es tuya. Entra».
De modo que, la manera más fácil que tenemos para conocer la Voluntad de Dios es volvernos el instrumento y no el hacedor. Si nos convertimos únicamente en el instrumento para llevar a cabo los planes de Dios, la Voluntad de Dios actuará en nosotros y a través de nosotros. Dios es quien actúa y Dios es la acción misma. Él lo es todo. Nosotros solamente observamos.