Cómo vivir en dos mundos

Sarah Lawrence College, Bronxville, New York
14 de enero de 1970

Hay dos mundos: uno es el mundo de la verdad, otro el de la falsedad. Cuando la verdad y la falsedad discrepen, ¿quién decidirá? La aceptación, su aceptación mutua. La verdad aceptará a la falsedad para iluminar la vida de la falsedad. La falsedad aceptará a la verdad para manifestar el espíritu de la verdad.

Dos mundos: uno es conocido como aceptación, el otro como rechazo. Con mi gratitud más profunda acepto lo que Dios tiene para mí: la iluminación. Con firme determinación rechazo lo que el mundo tiene para mí: la frustración.

Dos mundos: condición y situación. La condición dice: «Dios da cuando tú das.» La situación dice: «Tú estás desvalido. Sólo Dios puede dar y da.»

Mi Dios tiene dos nombres: Deleite y Compasión. En el mundo interno, Lo llamo por el nombre de Deleite. En el mundo externo, Lo llamo por el nombre de Compasión.
Mi Dios tiene dos almas. El alma que tiene en el mundo interno encarna Su Sueño. El alma que tiene en el mundo externo revela Su Realidad.
Mi Dios tiene dos cuerpos. Su cuerpo externo es mi inspiración. Su cuerpo interno es mi emancipación.

El Cielo y el infierno representan dos mundos en nuestra conciencia. El Cielo sorprende al infierno con su alegría sin límite. El infierno sorprende al Cielo con su llanto incesante.
El Cielo le dice al infierno: «Yo sé bailar y puedo enseñarte si quieres.» El infierno le dice al Cielo: «¡Estupendo! Tú sabes bailar y estás dispuesto a enseñarme. Pero quisiera decirte que yo sé cómo quebrar mis piernas y puedo quebrar también las tuyas si quiero.»

La ciencia y la espiritualidad son dos mundos diferentes. La ciencia quiere acortar distancias. La espiritualidad quiere unir distancias. Para mí, ninguna es suficiente. Mi visión es divinizar y transformar la distancia.

Oriente y Occidente: dos mundos. Debemos unirlos. La conciencia despierta de la humanidad está tendiendo visiblemente hacia lo Divino. Este es un rayo de luz sumamente esperanzador en medio de las circundantes oscuridades de hoy. Este es un momento, no meramente de unir nuestras manos, sino de unir nuestras mentes, corazones y almas. Atravesando todas las barreras físicas y mentales entre Oriente y Occidente, muy por encima de los patrones nacionales e individuales, ondeará el supremo estandarte de la unidad divina.
El mundo externo es el mundo de la mente razonadora. El mundo interno es el mundo de la experiencia. El mundo externo encuentra difícil creer en la existencia de Dios. Pero en el mundo interno la existencia de Dios tiene siempre gran importancia. Sri Aurobindo dijo:
«Me demostraron por medio de razones convincentes que Dios no existe, y yo les creí. Después vi a Dios, porque Él vino y me abrazó. Y ahora, ¿a quién voy a creer, a la razón de otros o a mi propia experiencia?»

¿Podemos vivir en dos mundos? Desde luego que podemos. Si tenemos inspiración espontánea podemos vivir con éxito en el mundo externo y lograr nuestros objetivos. Si tenemos aspiración fervorosa podemos vivir en el mundo interno y lograr nuestra Meta interna.
El mundo externo es el cuerpo; el mundo interno es el alma.
Si permanecemos en el cuerpo, tenemos que seguir constantemente los dictados del alma de manera que el cuerpo, en lugar de ser una ciega herramienta del destino, se convierta en un canal perfecto para la divina manifestación del Supremo en el plano físico. Y si queremos vivir en el alma, experimentar la Luz, la Paz y la Dicha infinitas, entonces no debemos negar el cuerpo, no debemos destruir el cuerpo, porque es dentro del cuerpo donde el alma reside en la Tierra.