69.

Mi Señor, estoy seguro de que Te sientes triste cuando estoy enfadado contigo.
Estoy seguro de que Te enfadas conmigo cuando hablo mal de Ti.

“Mi niño, tú eres Mi orgullo eterno.
Cuando estás enfadado conmigo, en lugar de sentirme triste, dejo que el asombro se apodere de Mí, de Mi Corazón y Mi Alma.
Porque estoy viendo en ti entonces un aspecto inusitado, inimaginable.

“Ahora, cuando hablas mal de Mí, no Me enfado contigo lo más mínimo.
Al contrario, sonrío y bailo.
Porque sé que como tú y Yo somos uno, eternamente uno, inseparables, tienes que compartir la mitad de tu amable ofrenda conmigo.


“Además, Mi preciado niño, estoy contento cuando hablas mal de Mí, porque en ese momento tengo la oportunidad de afilar el arma de Mi defensa personal.
Tú sabes bien que en muy raras ocasiones Me das la oportunidad de utilizar Mi arma invencible, la defensa personal.


“Queridísimo hijo de Mi Corazón, tú peleas conmigo porque tu corazón Me necesita.
Yo peleo contigo porque Mi Alma te ama.
Cuando tú peleas, me das lo que siempre quieres dar: la fuerza.
Cuando Yo peleo, te doy lo que siempre soy, Solicitud, eterna Solicitud.”