97.

Mi Señor, Tú eres el Señor mío, Tú eres el Señor de todos, Tú eres el Señor del Universo.
Perdóname, perdóname, perdóname, porque esta vez te haré una pregunta de lo más imperdonable.

“Te perdono, te perdono, te perdono.
Pregúntame, Mi niño.”

Mi Señor, ¿has tenido a alguien como Señor Tuyo por un sólo un día o incluso por un efímero segundo?

“¿Si lo he tenido?
¿Por un solo día?
¿Incluso por un efímero segundo?
Mi Señor es constante, permanente, eterno.
El amor entregado de Mis queridísimos amantes es Mi Señor constante, permanente y eterno.
Siempre he sido un perfecto esclavo del amor entregado de quienes Me aman.
En verdad, tú también eres uno de Mis Señores, Mi niño.”