Pregunta: ¿Qué es eso en nosotros que se resiste a algo bueno o vasto a pesar de saber que nos ayudará y que es algo que realmente necesitamos?

Sri Chinmoy: Cuando vemos la inmensidad de la Realidad con nuestra mente física o con nuestro vital, estamos muertos de miedo. ¿Por qué? Porque nuestra mente y nuestro vital no tienen la capacidad de identificarse con lo inmenso. Están dispuestos a apreciar y admirar lo inmenso, pero cuando se trata de devenir o crecer en lo inmenso, tienen un miedo terrible. Apreciamos y admiramos muchas cosas, pero si alguien pregunta: «¿Quieres convertirte en eso?» decimos «¡No!». ¿Por qué? Porque entra el miedo. En todo lo que vemos se cierne ese miedo—ya sea miedo o duda—. Primero surge el miedo porque no sabemos cómo identificarnos con algo que está más allá de nuestra capacidad normal. Luego viene la duda y nos dice: «¿Es bueno hacerlo? ¿Vale la pena devenir en la inmensidad? Estoy bastante satisfecho». El vital tiene miedo y la mente tiene dudas. El vital está listo para golpear a alguien, pero mientras golpea tiene miedo de que la otra persona le devuelva otro golpe. Y la mente, en su ignorancia, está siempre deseosa de dudar de todo. Así que la mente física y el vital agresivo no son de ninguna utilidad en la vida espiritual.

Pero tenemos algo que nos salva y protege, y eso es el corazón. El corazón tiene la capacidad de identificarse con el insecto más pequeño posible, así como con el cielo inmenso. Cuando un poeta usa este corazón interior y mira al océano, siente su total unidad con el océano. Cuando mira al cielo, deviene totalmente uno con el cielo. Mira una montaña con su corazón y se convierte en la montaña misma en su vida interior. El corazón puede identificarse cualquier cosa, pequeña o grande. En la vida espiritual debemos usar el corazón si realmente queremos realizar lo Altísimo. El corazón es nuestro amigo sincero, nuestro devoto siervo. Nuestro viaje es seguro con el corazón. Si seguimos el sendero del corazón, nada se interpondrá en nuestro camino. Y tendremos en cada momento un sentimiento de satisfacción, porque el corazón está identificándose con alguna realidad inmensa, que tiene Paz, Luz y Dicha ilimitadas para ofrecernos.

Nuestro corazón aspirante es el representante de todo nuestro ser. Por eso tenemos que intentar seguir el camino del corazón. No encontraremos resistencia alguna del corazón, porque el corazón aspirante siempre está en sintonía con el alma. Es todo Luz. En la Luz no hay vacilación, no hay resistencia. La mente física todavía está en la oscuridad y no quiere salir de la oscuridad. El vital todavía está en la oscuridad y aprecia sus propensiones animales agresivas y no divinas. Pero el corazón que es puro, el corazón que ha recibido Luz desde el alma, está listo en cualquier momento para ofrecer su existencia al alma. Si podemos identificarnos conscientemente con el corazón, el corazón nos llevará a la Fuente real, que es Dios. Por tanto, intentad por favor emplear el corazón en vuestra vida de aspiracione, y no habrá resistencia, vacilación, miedo, ni duda.