Pregunta: ¿Cómo podemos rendir la mente?
Sri Chinmoy: Aquí en Occidente ejercitamos la libertad y el poder de la mente. Aunque el corazón y el alma se han entregado al Piloto Interno, la mente continúa dudando. La mente duda incluso su propia existencia y su propia formulación de pensamiento. Ahora bien, ¿qué deberían hacer mis discípulos al respecto? Cada uno de mis discípulos debe sentir que su camino es el camino del amor, la devoción y la entrega. En este camino, la mente física ha de ser o bien totalmente iluminada o bien totalmente ignorada. La mente intelectual es también venenosa. Si uno quiere entrar en la vida espiritual más elevada, también la mente intelectual tiene que ser trascendida. Tenemos que transformar la mente o bien descartarla colocándola en el Regazo del Supremo.Si tenemos un pedazo de arcilla que está blando, deberíamos tratar de modelarlo. Pero si nuestro trozo de arcilla se ha vuelto duro y no se puede modelar, entonces debemos desecharlo. Del mismo modo, si ya no es posible reparar la mente, debemos desecharla. Pero si todavía es plástica y adaptable, deberíamos transformarla con la luz del alma y el sentimiento más profundo de unidad con el Maestro en nuestro corazón. Ésta es la manera más fácil de poner la mente bajo control. La luz del alma y la unidad del corazón tienen que entrar en la mente y hacerla sentir que, en lugar de estar totalmente estropeada, será iluminada y realizada. Entonces, hay todas las posibilidades de que la mente se vuelva una con el corazón y el alma. Como aspirantes espirituales, podemos vivir fácilmente en la tierra sin usar la burda mente física y la sofisticada mente intelectual. No actuaremos como imbéciles o animales; actuaremos como niños puros y sencillos. Y la mente intuitiva permanece aún para nuestro uso. Si podemos permanecer con la intuición, estamos a salvo. La intuición hará surgir automáticamente nuestra fe divina.
Sin embargo, podemos utilizar libremente la mente física en áreas que no entren en conflicto con las palabras o el modo de actuar del Maestro. En nuestra vida cotidiana hacemos muchísimas cosas en el mundo físico que no tienen nada que ver con las enseñanzas espirituales de nuestro Maestro. Recordamos no tocar la estufa caliente con la mano. Si hace frío, nos acordamos de ponernos un abrigo. Contamos el cambio cuando compramos algo. Nuestra mente física funciona inofensivamente en todas estas cosas. Pero en el caso de nuestra vida interior, cuando la mente quiere entrar en nuestra purísima aspiración, inmediatamente tenemos que ofrecer la mente física a los Pies del Supremo. Cuando la mente humana ordinaria y tosca nos abandona y la mente divina e iluminada la reemplaza, nos convertimos en la persona más rica en la vida espiritual.