Tercera parte — Purificación e iluminación de la mente

«Aprende a amar tu mente perturbadora y perturbada con la luz de tu alma. Verás a tu mente escuchando la necesidad de tu corazón.»

Pregunta: ¿Qué son las fuerzas hostiles en forma de pensamientos? ¿Cómo podemos saber que estamos siendo atacados por esas fuerzas hostiles?

Sri Chinmoy: Las fuerzas hostiles están constantemente tratando de atacar a los seres humanos. Supongamos que estoy mirando a alguien con todo mi amor y afecto y tú estás mirándome a mí. Si los celos te atacan y entran en tu mente, pensarás: «¿Cómo es que él no está mirándome así?». Inmediatamente tu atención es captada por ese pensamiento negativo, al que llamamos celos. ¿Qué son los celos? No son otra cosa que una fuerza hostil en forma de pensamiento. Tus sentidos permiten que estas fuerzas hostiles entren. Con sus ojos ves que le estoy mirando a él. Inmediatamente tu mente abre su puerta al pensamiento de que soy parcial, de que a él le tengo afecto y a ti no. Una vez que permites que esta fuerza hostil entre, tu meditación se echará a perder. ¿Qué puedes hacer respecto a esa fuerza hostil? Trata de sentir tu unidad con la otra persona. Él es tu hermano espiritual. Su objetivo y el tuyo son el mismo.

Existen varios tipos de fuerzas hostiles que tienen la forma de malos pensamientos. Si quieres algo de alguien y no te lo da, ¿qué haces? Permites que pensamientos no divinos entren en tu mente y les dices: «Id y pelead». Estos pensamientos son como soldados. Salen y atacan a la persona de la que esperabas algo.

Tu mente es tu puerta. Tú tienes la autoridad de abrirla o mantenerla cerrada. En tu casa sólo permites entrar a tus amigos, y no a tus enemigos. Así pues cuando los pensamientos lleguen a tu puerta mental, deja que entren sólo los pensamientos buenos, los pensamientos divinos. Si dejas que los malos pensamientos entren en tu mente, destruirán tu aspiración y estropearán tu vida espiritual. Cuando un pensamiento entra en ti, o bien proviene de un mundo divino o bien de un mundo no divino. Si tus pensamientos están perturbando de algún modo tu meditación, significa que son pensamientos no divinos. Estos pueden ser fuerzas hostiles sutiles u obvias. O cuando un pensamiento llega y trata de poseerte o de hacer que lo poseas, eso es una fuerza hostil. Pero cuando un pensamiento entra en tu mente y sientes que te estás expandiendo, puedes saber que es un pensamiento divino.

Si ves un jardín, te deleitas conscientemente con su belleza exterior e interior. Pero no estás atado por el jardín. No está capturándote ni tú estás tratando de atarlo. Mientras miras el jardín, sientes que la fragancia de las flores se está extendiendo a todo tu alrededor. Así es un pensamiento divino. Por tanto, cuando un pensamiento quiera entrar en ti, observa primero si ese pensamiento va a atarte, o si va a agrandarte o ser agrandado por ti. El pensamiento que puede atarte o ser atado por ti es un pensamiento no divino, una fuerza hostil. El pensamiento que puede expandirte, y que tú puedes expandir con tu conciencia aspirante, es un pensamiento divino.