Emoción
La emoción es un regalo de Dios. Ella llena nuestros días de pensamientos amorosos y hechos resplandecientes. Debido a nuestro pensar confuso, malempleamos la emoción. La emoción es la plenitud dinámica del cumplimiento.La emoción nos dice que la siempre creciente energía de vida está circulando a través de nosotros constantemente, renovando y revitalizando nuestro ser interno. La emoción no solo endulza e intensifica nuestra vida, también despierta nuestra vida externa a la experiencia de la perfección en cada uno de los ámbitos de la manifestación.
En la emoción hay un impulso creativo. Este impulso es eterno. El impulso creativo ha de entrar finalmente en el ideal-Dios que es la Inmortalidad encarnada y la Perfección revelada.
La emoción tiene una percepción interna de la Unidad divina. El conocimiento intelectual ama en secreto a la emoción. El entendimiento mental ama en silencio a la emoción. La sabiduría del corazón ama a la emoción abiertamente y con toda el alma.
Debemos tratar de descubrir dentro de nosotros la más profunda hondura de la emoción, de manera que podamos convertirnos en los más amplios canales para la expresión divina de la Belleza, la Alegría, la Fuerza y la Verdad.
La emoción no es la confusión de la experiencia. Es la realidad que prospera en perfección.
Cuando la inspiración y la aspiración están apoyadas por nuestra emoción psíquica, entramos en contacto consciente con el Supremo. La Realidad perfecta prevalece entonces en y a través de nuestra existencia externa.
La emoción no es una víctima de la frustración. La emoción no es ninguna demostración. Es la espontánea alegría interna, por medio de la cual nos expresamos en el mundo en que vivimos.
La emoción psíquica es la fuente de la abundancia. Y con esta fuente entramos en el mundo del pensamiento revelador, la acción colmadora y la realización transformadora.